Bélgica, cuna de algunas de las cervezas más emblemáticas de la actualidad y lugar cuya cerveza ha sido declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, está dividida a grandes rasgos en dos regiones importantes. Dicha separación, conocida como la partición de Bélgica o disolución del estado belga, dibuja una línea imaginaria entre la región septentrional de Flandes y la meridional de Valonia que supone una frontera lingüística entre la población de habla neerlandesa del norte y la de habla francesa de sur.
Pues bien, del lado francófono y a escasos 200 metros de esa frontera que divide a Bélgica en dos, se halla la pequeña localidad de Bierghes de apenas 3.500 habitantes. Un pueblo muy rural situado en el valle del río Senne, rodeado de campos de cultivo y prados, donde destaca Gueuzerie Tilquin, la única cervecería que se dedica a la fabricación de lambic en la región de Valonia. Como ya os hemos contado en más de una ocasión, las cervezas lámbicas son precisamente autóctonas de esta zona, conocida como Pajottenland y se caracterizan por ser fruto de una fermentación espontánea producida gracias a las levaduras salvajes y bacterias del lugar.
Fue fundada en febrero de 2009 por Pierre Tilquin, un bioingeniero y doctor en genética estadística, además de amante de la birra. Aprendió el arte de las cervezas espontáneas y la combinación de lambics en diferentes cervecerías belgas de la talla de Huyghe, 3 Fonteinen y Cantillon donde trabajó como aprendiz. Como se puede deducir por su nombre, dentro de la familia de las lámbicas, Tilquin se especializa en el estilo gueuze, una variedad resultante de la mezcla de cerveza lambic joven (de 1 año) con lambic envejecida (de 2 a 3 años) que vuelve a fermentar en la botella gracias a los azúcares residuales que permanecen en la cerveza de menor edad.
Pues bien, Gueuzerie Tilquin, además de ser la única cervecería de este tipo en la zona francófona de Bélgica también es la única productora de cerveza con autorización para mezclar los mostos adquiridos de otros especialistas en lámbicas como son Boon, Lindemans, Girardin y Cantillon. Precisamente los mostos de estas cerveceras son los componentes principales del buque insignia de la marca, Oude Gueuze à L'Ancienne, una de las cervezas gueuze más icónicas y prestigiosas del mundo.
Oude Gueuze à l'Ancienne, demostrando que hay vida lámbica más allá de Flandes

Esta cerveza se elaboró por primera vez en 2011 y, aunque la marca se fundó dos años antes, esa primera producción supuso el pistoletazo de salida a Tilquin. De hecho, este mismo mes de mayo la marca ha celebrado su décimo aniversario con eventos especiales en la cervecería y descuentos en su tienda online, además del lanzamiento de tres nuevas cervezas.
Desde ese ya lejano 2011, Tilquin ha ido lanzando una nueva edición de Oude Gueuze à L'Ancienne cada año. Si bien para ese primer lote sólo se mezclaron lámbicas de uno y dos años, en años sucesivos ya se han ido incorporando mostos de tres años de edad. Con esta forma de elaborar os podéis imaginar que cada añada de esta cerveza puede ser diferente a la anterior, aunque respetando unas líneas maestras comunes para cada edición.
La última versión de esta referencia lanzada hasta la fecha tiene una graduación alcohólica del 7%, una de las más altas hasta ahora, aunque siempre suele rondar el 6-6,5%. Como en las ediciones más recientes se ha elaborado con mostos de Boon, Lindemans, Girardin y Cantillon de tres años diferentes y posteriormente se ha dejado madurar en barricas de roble. Barricas que aún son bastante jóvenes y todavía desprenden algunos taninos aportando un ligero amargor seco a la cerveza.
Tras pasar por la barrica, la cerveza se fermenta por segunda vez en botella, donde permanece un mínimo de seis meses hasta que alcanza las condiciones ideales para su consumo. Sin filtrar ni pasteurizar, tiene un aspecto anaranjado y ligeramente turbio, con una espuma blanca y densa que desaparece enseguida una vez servida en su correspondiente copa.
De sabor resulta bastante ácida, cítrica y seca, pero en líneas generales es una cerveza muy equilibrada por lo que es ideal para consumidores noveles en el campo de las lámbicas pues, hay que reconocerlo, suelen ser bastante complicadas para aquellos que no están acostumbrados a su acidez. En resumidas cuentas, es una cerveza compleja, no apta para todos los paladares, aunque muy recomendable si uno quiere iniciarse en el mundo de las lambic.