Tumbarse en la blanca arena de una cala, ver la vida pasar sentado en una terraza, disfrutar de una agradable conversación con amigos a la puerta de un bar, estar tirado sobre una hamaca sin mucho más que hacer... todo eso se disfruta más si se hace con una cerveza en la mano, y si se está en Ibiza, con una Isleña.
No por ser pequeño se juega siempre en desventaja. No por actuar desde la periferia y fuera de los circuitos habituales tienes que quedarte atrás. El esfuerzo y el tesón, las ideas bien planteadas y las ganas de llevar a cabo un proyecto con valores y visión diferente llevaron a unos ibicencos al convencimiento de dar a su isla la cerveza que se merecía; una cerveza propia, con rasgos propios.
¿Pero qué debería tener una cerveza de la más grande de las islas Pitiusas? ¿Qué debería definirla? La respuesta es la cebada ibicenca. De la variedad pewter, comprada a la cooperativa agrícola de Sant Antoni de Portmany y trabajada a lo largo de más de cien hectáreas sembradas en la isla, la cebada cultivada en Ibiza es la piedra angular de las cebadas de Isleña y la protagonista de su receta, que sigue la ley de pureza alemana y se elabora, a falta de una fábrica de cerveza propia, en la ciudad alemana de Colonia.
Tras el malteo y un proceso de elaboración de fermentación alta, el resultado es una cerveza de tipo ale al estilo kölsch, una cerveza de tonalidad clara, amarilla brillante, con un sabor realzado que no padece de exceso de lúpulo. Con carácter general, y para que sirva de referencia, la Isleña es una cerveza menos amarga que las más comunes Pilsen.
Y como todo buen contenido debe tener un buen continente, si la cerveza en sí misma es superior, su botella no puede quedarse atrás. Hecha de aluminio, para favorecer un enfriamiento más rápido y protegerla de los rayos del sol, lacada en blanco, para ser un lienzo limpio abierto a la creatividad de ediciones especiales como la dedicada al espíritu hippie ibicenco de los 60 y los 70, y protagonizada por los iconos que definen la marca, la botella es Isleña e Isleña es su botella.
Una birra —permitidnos la expresión— que lleva Ibiza allá donde estés.