La historia detrás de la cervecería Founders es un relato de superación protagonizado por dos amantes de la cerveza que decidieron crear su propia fábrica de cerveza y cuyo sueño estuvo muy cerca de truncarse por el camino. Mike Stevens y David Engbers se conocieron en la universidad, se hicieron buenos amigos y empezaron a hacer sus pinitos en el mundo de la elaboración de cerveza casera.
Hasta ahí todo normal, pero llegó un buen día en el que ambos decidieron dejar sus respectivos trabajos fijos para dedicarse de manera profesional a su gran afición. Tras diseñar concienzudamente su plan de negocio y varios préstamos bancarios después, Mike y David estaban preparados para abrir su cervecería Canal Street Brewing en Grand Rapids, la segunda ciudad más grande de Michigan, sólo por detrás de Detroit.
Pero como ocurre más veces de lo deseado, estos dos amigos no tardaron en darse cuenta de que una cosa es la teoría y otra bien distinta es la práctica. A pesar de fabricar cervezas equilibradas de calidad muy decente, pronto se encontraron al borde de la bancarrota. Su sueño empresarial estuvo a una semana de desvanecerse por completo, hasta que decidieron dar un vuelco a su estrategia de fabricación: cervezas agresivas fabricadas enfocadas a un público objetivo muy concreto.
No fabricamos cerveza para las masas. Nuestras cervezas están hechas para unos pocos elegidos, un grupo selecto de renegados y rebeldes que disfrutan de una cerveza que desafía los límites del sabor. En resumen, fabricamos cerveza para gente como nosotros.
Y de esta manera Canal Street Brewing logró salvarse sobre la campana y evolucionar hasta lo que es actualmente su sucesor, Founders Brewing. Hoy en día se trata de una cervecería de renombre mundial, con varias cervezas entre las cien mejores del mundo, según la opinión de multitud de expertos, y presencia permanente entre los galardonados en las competiciones cerveceras más prestigiosas del mundo.
Rubaeus, cerveza afrutada originaria de la capital mundial del mueble
Entre las siete variedades de cerveza fabricadas de manera permanente en la sede de Founders en Grand Rapids, su creación más particular es sin duda la Rubaeus. Antes de nada, debe quedar claro que no se trata de una cerveza al uso y, como tal, no puede ni debe ser del gusto de todo el mundo. Ya lo dice el eslogan de Founders, se trata de una cerveza 'para unos pocos elegidos'.

Para empezar, se trata de una cerveza afrutada con sabor a frambuesa. Obviamente, una birra de estas características no puede convertirse en la cerveza de cabecera de cualquiera, sobre todo si se trata de un fiel defensor de las cervezas que siguen estrictamente la Ley de Pureza de 1516. Pero no por ello es menos cerveza que cualquier otra. Obviamente, el debate sobre si una cerveza afrutada es 'de chicas' o si beber una cerveza 'de frutitas' pone entredicho la masculinidad de un hombre lo dejaremos para los cuñaos de barra de bar.
Dicho esto, está claro que la Rubaeus es una cerveza muy diferente a las variedades a las que estamos acostumbrados. Pero no por ello es menos extraordinaria. Como casi todas las bebidas con fruta, se trata de una cerveza de carácter inminentemente veraniego (de hecho comenzó fabricándose como una cerveza estacional), muy refrescante, pero con mucho más cuerpo que cualquier shandy o radler que nos podamos echar al gaznate.
Su sabor afrutado se consigue añadiendo frambuesas frescas durante cinco fases diferentes del proceso de elaboración, logrando un perfecto equilibrio entre dulzor y acidez, sin enmascarar del todo el amargor del lúpulo utilizado. Es justamente ese amargor, junto con su contenido alcohólico del 5,7%, el que nos recuerda que estamos bebiendo una cerveza y no un zumo de frutos rojos. Lamentablemente todavía no se comercializa en España, pero si por casualidad te la encuentras de estraperlo en algún local, no dudes en probar esta cerveza un tanto diferente.