Aunque la cerveza belga, declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2016, suele seguir unos patrones muy clásicos, en este país también hay espacio para la buena cerveza artesanal que sigue otros modelos más modernos, sobre todo en Bruselas, donde podemos encontrar microcervecerías de renombre como Brasserie de La Senne.
Sería simplificar demasiado decir que La Senne se la juega todo a dos cartas: el amargor y las cervezas de baja graduación, en contraste con las cervezas de abadía y trapenses más potentes que llenan las estanterías de los locales cerveceros de la capital belga. Pero son sin duda las dos grandes características de esta cervecería nacida en 2003 de la mano de Yvan De Baets y Bernard Leboucq, dos apasionados fabricantes de cerveza.
Se conocieron poco tiempo antes, en mayo de 2002, en el famoso desfile popular bruselense, Zinneke Parade, para el que Bernard había creado la Zinnebir, convertido ahora en uno de los buques insignia de la marca. Comenzaron entonces a elaborar en una pequeña y humilde fábrica en el municipio de Sint-Pieters-Leeuw, a unos 13 kilómetros de Bruselas, a la que bautizaron como Sint-Pieter Brouwerij, elaborando sus primeras recetas conjuntas.
Pero su sueño siempre había sido tener el cuartel general en Bruselas, y por ello decidieron montar la actual Brasserie de La Senne, cuyo nombre se debe al famoso río que baña la capital institucional de la Unión Europea. Para lograr su sueño tuvieron que pasar varios años ejerciendo como nómadas en diferentes fábricas de la ciudad hasta que en 2010 pusieron fin a su periodo migratorio, lanzando su primera cerveza 100% bruselense en diciembre de ese mismo año.
La Senne Brusseleir Zwet IPA, potencia con control

Pues bien, aunque la hayamos mencionado no estamos aquí para hablar de su cerveza más emblemática, ni tampoco de la que lanzan cada 22 de diciembre para celebrar su aniversario, la Brussels Calling, ni siquiera otra de sus brebajes más famosos como es su Taras Bulba. Vamos a centrarnos en una cerveza un poco diferente pero que ha logrado establecerse como una de sus producciones fijas a lo largo de los años: la Brasserie de La Senne Brusseleir Zwet IPA.
¿Diferente por qué? Pues si unos párrafos más arriba hemos descrito las cervezas de La Senne como birras que normalmente son de baja graduación, esta Brusseleir, cuyo nombre se debe al dialecto hablado en la región de Bruselas, es sin duda la excepción que confirma la regla. Bautizada con la coletilla de Zwet IPA, se trata de una India Pale Ale negra, lo que comúnmente se conoce como una Black IPA, con una graduación alcohólica que ronda el 8%. Casi nada.
Como os podéis imaginar, se trata de una cerveza muy potente a la par que compleja. Aunque el nombre de su estilo nos diga que es una cerveza negra, una vez servida en copa podemos ver que es de color marrón oscuro y espuma densa. En su sabor notamos un perfecto equilibrio entre las maltas y las notas de caramelo, regaliz, café y chocolate amargo, con un retrogusto algo torrefacto, típico de las cervezas negras.
Pero a esas características hay que sumarle las propiedades inherentes a su naturaleza lupulada pues, no nos olvidemos, sigue siendo una IPA. Los lúpulos empleados durante la fermentación y el posterior dry-hopping la hacen una cerveza de amargor duradero (alrededor de 70 IBUs) y bastante aromática, donde se perciben matices afrutados con reminiscencias a la grosella negra, notas cítricas y resinosas, además de un ligero sabor picante que nos recuerda a las hojas de la planta del tabaco. Una cerveza belga algo atípica pero muy recomendable.