La cebolla es un ingrediente indispensable en nuestra cultura gastronómica, tanto que casi cualquier receta que se nos ocurra puede llevar cebolla: las recetas con cebolla son innumerables. Además, por lo general, en todas ellas cuanto más picadita, mejor. Solo hay un problema: en cuanto empezamos a pelar la cebolla, ya estamos pensando en la peor parte, cuando hacemos el primer corte por la mitad para picarla lo más finamente posible.
¿Por qué lloramos al picar cebolla?
La cebolla nos hace llorar debido a un compuesto natural conocido como alinasa, una sustancia que desprende una vez la cortamos y que, al ser un compuesto volátil, se introduce directamente en nuestras fosas nasales. Eso provoca una rápida irritación de nariz y ojos, hasta el punto de que el escozor que produce nos hace llorar. No sólo es desagradable, sino que además el continuo escozor nos empañará los ojos y podemos incluso cortarnos si no tenemos precaución.
El truco definitivo para picar cebolla sin llorar
Algo fundamental para evitar el picor de ojos es utilizar un cuchillo bien afilado, de manera que al cortar la cebolla no aplastemos la pulpa y ésta emita menos gases irritantes. Del mismo modo, mojar la cebolla una vez la hayamos cortado en dos, ayuda bastante.
En cualquier caso, existe un sencillo truco que nos facilitará drásticamente la tarea de picarlas evitando todo lo posible que las cebollas emitan estas sustancias volátiles. Es tan fácil como introducirlas en la nevera 30 minutos antes de picarlas para reducir los efectos de la alinasa. Si no disponemos de tanto tiempo, también podemos dejarlas en el congelador, siendo suficiente 15 minutos para conseguir el mismo resultado.
