Las fresas son una de esas frutas de temporada que mucha gente espera cada año como agua de mayo ya sea para comerlas solas o usarlas en las recetas con fresas disponibles. Lo malo es que duran poco, conservarlas no es fácil dada su fragilidad. Lo que mucha gente no se plantea es que pueden estirar su vida útil más tiempo.
Las fresas tienen una particularidad, y es que son muy delicadas y suelen echarse a perder rápidamente. Si te has venido arriba comprando fresas o si quieres disfrutar de su sabor durante más tiempo, apunta estos trucos que te serán de gran utilidad.
Trucos para que las fresas duren mucho más
Es el momento de acaparar todas las fresas que puedas (eso sí, deja hueco en la cocina) porque estos consejos te harán ir directo al supermercado para apurar la temporada a comprar la mayor cantidad posible.
Revísalas bien una por una
Es muy común que, cuando compramos una bandeja de fresas, alguna de ellas esté tocada. Las fresas son una fruta muy delicada que, debido a la manipulación, el transporte y el contacto se dañan rápidamente. Lo esencial es revisarlas una a una, descartar las que tengan moho y si alguna tiene un golpe, descartar ese trozo.
Lávalas antes de consumirlas
Si no las vas a congelar, lo mejor es no lavarlas ni quitarles las hojas hasta que vayas a consumirlas, ya que la humedad hace que se echen a perder con más rapidez y las hojas hacen que se mantengan en mejores condiciones más tiempo. Aquí te explicamos la mejor manera y la más sencilla para lavarlas de forma fácil en unos minutos. Sin embargo, también puedes sumergirlas en agua muy caliente (sin hervir) durante un par de segundos y pasarlas rápidamente a un bol con agua y hielo antes de secarlas bien.
Sofía de la TorreEn recipiente y en nevera
Es muy importante que las fresas se coloquen en la nevera, a pesar de que en el supermercado no lo estén, pues se acelera rápidamente su proceso de degradación. Para hacerlo, mucho mejor si es en un recipiente grande, cerrado y con una tapa que les permita transpirar. Si puedes evitar que se amontonen, mejor aún, y si forras el interior de papel de cocina que vaya absorbiendo la humedad que se genere, ya habrás alargado su vida considerablemente.
Congelarlas
Antes de meterlas en el congelador has de limpiarlas con agua y vinagre una a una y dejarlas escurrir bien para que no produzcan escarcha. Después, puedes ponerlas en un recipiente o envolverlas en papel de aluminio de manera individual. Si las quieres troceadas, córtalas después de lavarlas, ponlas separadas en una bandeja en el congelador, y cuando estén algo duras, guárdalas en una bolsa hermética.
Es importante saber que cuando se descongelen no se podrán consumir en fresco porque ya no conservarán su textura inicial, aunque sí su sabor. De esta manera podrás utilizarlas en batidos, helados, granizados y postres.