El kéfir, una bebida fermentada con siglos de historia, ha ganado popularidad en los últimos años gracias a sus beneficios para la salud y a su versatilidad en la cocina. Conocido por sus propiedades probióticas y su rico perfil nutricional, también tiene múltiples usos en la cocina para dar un toque diferente a tus platos.
Además de sus bondades culinarias, el kéfir, un alimento similar al yogur pero con un toque más ácido, puede variar dependiendo de si se hace con agua para obtener kéfir de agua o con leche de diferentes tipos para hacer kéfir de leche, o si se le añade durante la fermentación alguna fruta, especia o hierba aromática.
Cómo añadir el kéfir en nuestras recetas
Mucha gente no se decide a abrazar esta gran solución para introducir probióticos en la dieta porque no sabe cómo sacarle partido. Por eso os traemos algunas ideas para hacerlo partícipe de vuestros platos.
Con fruta y semillas
La similitud del kéfir con el yogur hace que la forma de utilizarlo sea similar, y basta con ponerlo en un bol y acompañarlo de fruta, frutos secos, fruta deshidratada, granola, semillas, miel, alguna mermelada…
En salsas y aliños
El kéfir es un buen aliado para una mayonesa para tus sándwiches o para untar crudités simplemente añadiendo aceite y los condimentos que prefieras. También puede hacerse una salsa agridulce para tus carnes, un tzatziki para una ensalada o una salsa verde para el pescado.
En repostería
Desde tartas hasta bizcochos, helados, pasteles y panes, el kéfir es perfecto para sustituir otros lácteos como el yogur en su gran papel en recetas como la de pan de trigo sarraceno o el clásico bizcocho de limón y yogur.
En batidos y cócteles
Además de usar el kéfir de leche en batidos de frutas en los que tradicionalmente se usan otros lácteos y así darles un punto de mayor acidez, el kéfir de agua también se ha puesto de moda entre los cocteleros en preparaciones como mojito de kéfir.
Como queso
Para prepararlo basta con juntar leche, nódulos de kéfir, sal y algunas especias para obtener un queso de untar perfecto. Basta con separar el suero de la cuajada en un colador, prensarlo y añadirle al resultado algo de sal y condimentar al gusto.