El Rincón de Juan Carlos, una renovación de la cocina canaria

No suele ser demasiado habitual que un restorán enclavado en un entorno turístico, de esos a los que se acude por el interés que le puede suscitar a uno aquello que vaya a ver y poco más, se convierta en una referencia culinaria de alcance nacional. Sin embargo, el restaurante El Rincón de Juan Carlos ubicado en Los Gigantes, a un paso de los tinerfeños acantilados del mismo nombre, lo ha logrado.

En una plaza nada fácil para la cocina creativa, en este punto de la costa sur de la isla de Tenerife, han conseguido erigirse como punto de interés y visita casi obligatoria para cualquier gastrónomo que se precie. Con Juan Carlos Padrón al mando de la cocina, su hermano Jonathan y la madre de ambos como segundos, y sus respectivas esposas, Raquel Navarro y María José Plasencia, dirigiendo la sala y la bodega.

Restaurante El Rincón de Juan Carlos

El equipo enteramente familiar, comprometido con el firme objetivo de llevar a cabo una propuesta gastronómica a la altura de una maravilla natural como la que tienen a su alrededor, han llamado la atención y han dado a conocer su notable cocina. Han logrado la estrella Michelin que ostentan desde la guía de 2016 y los dos soles Repsol que ha conseguido con la edición 2017 del prontuario gastronómico español.

¿Pero cuál es el secreto? Una cocina comprometida con el entorno, las raíces y las tradiciones tinerfeñas y canarias, una buena interpretación contemporánea de buena parte de los fundamentos de las escuelas francesas y un total respeto a las materias primas de primerísima calidad que emplean. El resultado de tal ejercicio de conceptualización culinaria es una propuesta de alma atlántica, en la que los ingredientes del archipiélago ven ensalzado su sabor a través de las últimas técnicas.

Restaurante El Rincón de Juan Carlos

Son los platos que podemos encontrar tanto en el «Menú Corto» como en el «Menú Degustación». Unos raviolis de parmesano y caldo de lentejas, un pichón con cebolla, piel de limón, anís y haba tonka, ostra gillardeu con coco y galanga junto a una «ostra de tierra limón al ras el hanault», un dumpling de morro de cochino negro con cebolla e hinojo, unos carabineros en su jugo o una anguila ahumada con ponzu, maíz, yogur y queso feta. Platos que, conforme a la temporada y la calidad de los productos, varían.

Destacan también los vinos, donde las mejores referencias son las provenientes de bodegas de las islas.