Jardín, Mallorca bocado a bocado

Dicen que el restaurante Jardín, la casa gastronómica de Macarena de Castro, es el lugar en el que sentir a cada instante Mallorca. El espacio en el que sumergirse, sin moverse del sitio, en los sabores de sus mares, de sus campos, de sus montañas y sus bosques. El escenario en el que disfrutar de las últimas tendencias y técnicas culinarias aplicadas a las mejores materias primas locales y de temporada.

Nacida en 1981, «la Mallorquina», como también se la conoce, se inició entre fogones a los 18 años. Su vocación aumentaba conforme viajaba, asistía a congresos y realizaba pasantías, hasta que alcanzando la veintena entró de lleno en el negocio familiar. En primer lugar se hizo cargo de la repostería del Jardín, con 20 años. Un año más tarde se puso al frente de la partida de pescados, una de las más importantes. Y con 23, por fin, asumió la jefatura de la cocina convirtiéndose en la chef del restaurante.

Jardín

Con las bases culinarias que le proporcionaron su paso por la Escola d’Hoteleria de les Illes Balears y las enseñanzas recibidas en renombrados establecimientos como Las Rejas, de Manolo de la Osa, o Arzak, de Juan Mari y Elena Arzak, Maca de Castro dio inicio a su propia creación. Caracterizada por un uso creativo, intuitivo y audaz de la despensa de la isla; una interpretación actual de las tradiciones de su recetario, y una atención al detalle superlativa.

Cuando el comensal se acomoda en la sala de este especial restaurante, dominado por el blanco y elegantes detalles que destacan lo justo e imprescindible, debería optar por el menú degustación. Una propuesta cuya única guía son los mejores productos de temporada anotados en una escueta lista de la compra. En papel cuadriculado, escrita a bolígrafo. Quizás aparece la gamba roja, tal vez unos quesos, puede que un solomillo, seguramente unas sardinas y muy probablemente un bogavante.

Jardín

Unas pistas que se manifestarán en platos de gran factura. Elaboraciones repletas de imaginación y buen hacer. Creaciones que denotan un profundo conocimiento de las recetas más tradicionales, del mejor empleo del género de temporada, de las técnicas de vanguardia que rigen en la actualidad las mejores cocinas del país y de las demandas de los paladares internacionales. Sirvan como ejemplos la costilla de cerdo negro con praliné de bellota, la brótola de roca con lechuga revull blanc a la brasa o los caracoles con zanahoria negra y algarroba especiada.