Aunque nació en Buenos Aires, Adrián Quetglas es mallorquín. Con todas las letras. Nació al otro lado del charco porque su abuelo, natural de Mallorca, dejó la isla para buscarse el pan en Argentina. Sin embargo, con él, la historia dio la vuelta. Con dieciséis, y junto a su padre, volvió. Momento en el que empezó su historia de amor profundo con la gastronomía española y mediterránea.
Con la ayuda de su abuela, con esos mismos dieciséis años, abrió una cafetería. Y gracias a ella tuvo sus primeras experiencias con la cocina, en las comidas familiares que todos los domingos organizaba. Terminaría vendiendo el café, con el dinero se costeó una academia culinaria en París y luego se marchó a Londres, donde trabajó junto a Marco Pierre White, con quien verdaderamente aprendió lo que era el oficio.
Tras aquella experiencia volvió al archipiélago mediterráneo, cocinó codo con codo con Marc Fosh y, gracias a su notable saber hacer, fue el elegido para llevar la cocina mediterránea practicada por su maestro a Moscú. Fue allí, con el restaurante Cipollino, donde se convirtió en toda una sensación. Su forma de entender las tapas, de presentarlas al paladar ruso y jugar con el concepto, trascendiendo la tradición y la propia cocina española, conquistó el país y lo convirtió en un rostro popular.
Sin embargo, tras una década en Rusia, decidió que era el momento de volver. En el sosiego de su tierra, hace cerca de dos años, abrió las puertas en el centro de Palma de un restaurante hecho a su imagen y semejanza, Adrián Quetglas Restaurant. Un espacio que muestra la privilegiada visión internacional de la cocina que tiene el balear, siempre condicionada por su fuerte filtro mediterráneo y mallorquín, y que en la edición 2017 de la guía Michelin ha recibido una estrella.
La propuesta es un viaje entre Mallorca, París, Londres y Moscú. Una muestra de productos naturales de aquí y de allá, de costumbres tradicionales de un lado y otro y técnicas vanguardistas comunes a las diferentes coordenadas, dividida en dos.
Por un lado un menú de mediodía corto y asequible, de cinco pasos, con platos como la burrata trufada con cecina de León y pesto de tomates secos o el lulya kebab de cordero con humus de guisantes y yogur de menta acuática. Y por otro uno de noche, más largo y degustación, de siete pasos con maridaje opcional, con elaboraciones como el rodaballo con alga dulse y jang, la crema de calabaza con jamón de pato, raviolis de yogur y aceite de kumquat o la carrillera de ternera con espárragos verdes, ajo negro y puré aireado de remolacha y rábano picante.
Adrián Quetglas Restaurant
Paseo Mallorca, 2007012 Palma (Illes Balears)
971781119
adrianquetglas.es
Internacional
35€-65€
