El brócoli es un vegetal crucífero que resiste bastante bien a las temperaturas frías de la nevera. Sin embargo, el aire demasiado seco junto con el gas etileno que producen de manera natural la mayoría de las frutas cuando maduran hace que se vaya pudriendo día tras días.
Lo ideal sería consumirlo durante los siguientes días de haberlo comprado y cocinarlo como más nos guste. Es un alimento tan rico y versátil, que podremos preparar innumerables recetas con brócoli para utilizarlo.
Cómo almacenar el brócoli
Es fundamental que guardemos el brócoli totalmente seco, ya que la humedad no hará más que acelerar su descomposición tras varios días en la nevera. Por lo tanto, tras haberlo lavado y secado bien, podremos almacenarlo.
En la nevera
La clave para conservar el color, el sabor y la textura del brócoli es evitar el contacto con las frutas, así como protegerlo de la exposición continua al aire seco de la nevera. Frutas como el plátano o la manzana tienden a producir mucho más gas etileno que otras, por lo que una buena medida de precaución sería sacar estas frutas de la nevera una vez hayan madurado y consumirlas antes de que se estropeen. Del mismo modo, teniendo en cuenta que el brócoli tampoco tolera demasiado bien la humedad, evitaremos guardarlo dentro de una bolsa de plástico.
Lo mejor que podemos hacer es conservarlo en un lugar fresco dentro de una bolsa de papel, dejándola sin cerrar, y colocando la bolsa dentro del cajón de las verduras. Si cerramos la bolsa, el brócoli carecerá de un mínimo de circulación de aire necesario para que se mantenga fresco. Así podremos conservar el brócoli en perfectas condiciones de 3 a 5 días en la nevera.
Congelar el brócoli
En caso de que necesitemos congelar el brócoli, lo primero que tendremos que hacer es separarlo en arbolitos para blanquearlo. Es decir, sumergirlo apenas unos minutos en agua caliente para después cortar la cocción enfriándolo en un recipiente con agua y hielo. De esta forma preservaremos los nutrientes del brócoli así como su color. Después será tan sencillo como colocarlo en una bandeja e introducirlo al congelador, para que una vez esté congelado, podamos guardarlo en una bolsita con cierre hermético listo para cuando lo necesitemos.