Las semillas han sido un ingrediente más de la cocina desde hace siglos, pero su uso ahora es más común gracias a su aporte nutricional y a que son de tan fácil acceso en casi cualquier supermercado cercano las puedes encontrar incluso a granel.
Semillas de amapola, fenogreco, chía, girasol, hinojo, sésamo, lino, amaranto, calabaza… Hay muchas clases de semillas y, según los expertos, todas ellas tienen propiedades que las hacen muy interesantes a nivel nutricional sin olvidar su sabor único que enriquece todo tipo de recetas y su textura crujiente y agradable al paladar.
Algunas ideas para introducir las semillas en tus platos
Crudas o cocinadas, las semillas pueden mejorar mucho nuestras recetas y preparaciones. Aunque existe la posibilidad de añadirlas a toda receta que se precie, estas son algunas ideas para empezar a introducirlas en nuestra dieta.
Ensaladas
Tan sencillo como parece. Cualquier ensalada puede ir acompañada de cualquier semilla, que se puede añadir al plato al acabar de preparar el resto del plato. Las de mayor tamaño son mejores para las ensaladas, puesto que es más fácil que se integren con el resto de los ingredientes y no queden al fondo.
Cremas y salsas
Una crema de verduras, una salsa de yogur, como ingrediente esencial en un tahini o incluso en un gazpacho. No hay plato de cuchara que se les resista ni salsa en la que mojar a la que no le peguen semillas como la chía o la de girasol. Al ser platos más espesos, se integran de manera perfecta.
Yogures y batidos
Según los expertos, las propiedades de las semillas se conservan mejor cuando no se cocinan, aunque en esos casos siguen teniendo un alto valor nutricional. Por ello, una de las ideas más sencillas para introducirlas en nuestra dieta es añadirlas a los yogures, los batidos e incluso los helados como toppings para darle un toque diferente y curioso.
Panes y galletas
O cualquier otra de las receta de bizcocho, tarta o repostería en general. Muchos panes las incluyen en su interior, y otros en su corteza para darle un toque final. Lo mismo sucede con las galletas, a las que les aportan además una sensación crujiente que es irresistible.
Tostadas o en granola
Coger un puñado de semillas, meterlas al horno y tostarlas unos minutos con algo de sal o condimentadas. Esta es una manera increíble de cocinar las semillas más grandes, como la de calabaza o la de girasol, y de utilizarlas para picar entre horas. También se pueden añadir a algunos frutos secos y miel para hacer una granola casera.
