Descubre cómo seleccionar el vino perfecto para cada plato

Dos copas de vino tinto con una tabla de embutidos y uvas rojas
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Para vivir una experiencia gastronómica de alto nivel es recomendable elegir un vino que maride bien con los sabores del plato que va a acompañar. A continuación, te contamos las 4 claves para una combinación de sabores, texturas, acidez y tanicidad acertada.
Por Sonia Dorado
20 de marzo de 2024

A veces resulta complicado saber qué vino acompaña mejor a ciertas comidas. Si bien es cierto que en el mundo del maridaje las reglas se han relajado y ya no hay tanta exigencia —no pasa nada si si combinas un tinto con un pescado o un blanco con una carne roja— si se quiere disfrutar de una experiencia gastronómica completa donde la combinación de sabores, texturas, acidez y tanicidad sean pura perfección, sí que es recomendable tener en cuenta los siguientes 4 aspectos a la hora de elegir un vino para un determinado plato.

4 reglas para escoger el vino perfecto para una comida

Ten en cuenta estas 4 reglas cuando vayas a comprar un vino para una comida determinada, y acertarás seguro.

Equilibrio

No hay experiencia menos satisfactoria para el paladar que el hecho de que uno de los dos sabores, el del vino o el del plato, domine sobre el otro o lo anule. Por eso, es importantísimo que entre ambos sabores exista un equilibrio, incluso que se realcen el uno al otro. Con esta premisa por delante, los vinos ligeros combinan bien con comidas ligeras y los vinos fuertes, con mucho cuerpo y envejecidos, con comidas de sabor más fuerte o especiadas.

Sobriedad

Lo ideal es servir un mismo vino durante toda la comida. Muchos excesos de sabores diferentes podrían aturdir al paladar. Para elegirlo, ten como base los sabores del plato principal.

Texturas

Esta regla es fácil: los vinos más astringentes con los platos más grasos y los vinos más afrutados con los sabores más salados y dulces.

Armonía

Si al final decides servir diferentes vinos, lo ideal es ir sirviéndolos de manera ordenada para ir, poco a poco, reconduciendo al paladar hacia un punto final culminante. Se aconseja servir los blancos antes que los tintos, los secos antes que los dulces¡ y los jóvenes antes que los viejos.

Tabla con embutidos en primer plano y dos copas y una botella de vino al fondo difuminadasCanva

Guía básica de maridaje

Si eres principiante en el mundo de los vinos, puedes seguir esta guía básica de maridaje:

Aperitivo

Los aperitivos son esos pequeños bocados que se sirven antes de la comida principal para ir abriendo el estómago. Son muy variados, desde aceitunas o frutos secos hasta una tabla de quesos. Quedan muy bien con vinos blancos secos, generosos, espumosos, brut y tintos jóvenes.

Mariscos

Vinos con sabores yodados como manzanillas, finos, blancos jóvenes secos y frescos con un puntito de acidez. También hay algunos mariscos con sabores más especiales que piden su propio vino. Por ejemplo, la langosta con una salsa de mantequilla marida muy bien con un Chardonnay fermentado en barrica, las ostras con vinos espumosos secos o un blanco de Galicia o el pulpo con tintos jóvenes tánicos y un poco de acidez.

Pescados

Aunque lo normal es servirlos con vino blanco, hay excepciones. Si el pescado es en fritura, con una manzanilla de la variedad palomino. Si llevan salsas con mantequilla, Chardonnay, Verdejo, Viura o fermentados en barrica. Si son elaborados con cítricos, con Riesling o algún Muscat seco. Pescados grasos como el salmón, el bonito, el atún o el bacalao, mejor con tintos jóvenes o de maceración carbónica.

Ensaladas y verduras

Si son ensaladas que llevan vinagre o son verduras son sabores amargos (como los espárragos, las alcachofas o los berros) con una Manzanilla de Sanlúcar o un Fino de Jerez casan muy bien ya que los sabores más fuertes de estos ingredientes deformarían el sabor del vino, dándoles un gusto metálico y amargo.

Arroces y pastas

En el caso de los arroces, dependerá de los ingredientes. Si llevan verduras, tomate o plantas aromáticas, rosados o tintos ligeros. Para paellas o arroces marineros, mejor blancos ligeros aromáticos y frutales. Por su lado, las pastas con salsas cremosas con nata y queso parmesano quedan bien con un blanco joven refrescante y con algo de cuerpo.

Jamón ibérico y embutidos

Un sabroso plato de jamón ibérico marida a la perfección con Manzanilla, Fino o tintos de crianza con poco cuerpo. Los embutidos, en general, casan bien con los tintos de crianza, aunque hay algunos maridajes especiales, como las morcillas dulces con tintos de tanino suave como el Merlot o los embutidos más curados (como lomo, cecina o morcón) con vinos ligeros con cierta crianza de Tempranillo o Cencibel.

Aves

Para pollos y pavos asados, hay que tener en cuenta las recetas de guarniciones que los acompañan. Si es sencilla, un tinto ligero y pulido está bien. Si su sabor es más fuerte, mejor un vino más estructurado y carnoso. Si llevan aderezos a base de limón y hierbas aromáticas, un blanco es lo ideal. El pato, al ser más graso, necesita un blanco con cuerpo y frescura que contrarreste su sabor, desde un Rueda hasta un Riesling.

Carnes blancas

La ternera puede ir desde con un blanco potente como el Chardonnay, pasando por tintos más jóvenes hasta tintos de crianza. Si llevan salsas con nata, necesitan un blanco corpóreo o seco que aporte acidez. Si son salsas oscuras, tintos suaves e intensos. Con salsas de tomate, mejor rosados y tintos de alto grado de Garnacha o Monastrell. Para el cerdo, optar por los Viura riojanos, el Riesling o tintos jóvenes.

Carnes rojas

Los estofados de carne con tintos de Garnacha, Cariñena o Monastrell. Si son preparaciones más sencillas, como a la parrilla o asadas, vinos más ligeros con cierta crianza. Si llevan setas o acompañados de su propio jugo, son ideales los tintos de Cabernet Sauvignon. El cordero, también con Cabernet Sauvignon o Tempranillo.

Postres

Hay que tener en cuenta que el azúcar del postre y del vino estén equilibrados. La temperatura y la frescura también son importantes: si es un postre frío, como un helado, es mejor añadir calidez con el vino. Si llevan hojaldre o son crujientes, vinos frescos y con poca carnosidad.