Gente de bien que habéis estado esperando este momento, sí, ya ha llegado: tercera entrega de la Trilogía de los espumosos. Mestres Coquet. Con esto ponemos punto y final a los espumosos de Sant Sadurní d’Anoia. Con Recaredo Terrers veíamos lo que es un espumoso de larga crianza, hecho por una bodega con viñedo propio (recoltant). Con Microtiratge de Maria Rigol Ordi, vimos la arraigada tradición de comprar (negociant) vino para crear los tuyos propios. Ahora volvemos a un vino espumoso de larga tradición, de viñedo propio y larga crianza.

Si alguien me pregunta qué vino espumoso beber del Penedès (Sant Sadurní d’Anoia), o cual es o sería representativo de los “cavas” catalanes, siempre contesto que hay dos formas de entenderlo y dos grandes bodegas estandarte. Para mí son, y con gran respeto a los demás, Recaredo y Mestres. Simpatizo y me entusiasmo sobremanera por ambas, dos caras de una misma moneda. Sí. Podéis acusarme de falta de rigor crítico, pero me la trae al pairo. Al igual que hoy os traigo Mestres Coquet, un grande entre los grandes, siendo este un hermano menor.

¿Y qué es Mestres Coquet? Es el benjamín de la gran línea de Mestres. Benjamín no en dimensión respecto sus hermanos mayores sino en meses de crianza. Coquet es un vino espumoso de larga crianza, mínimo 48 meses. Pero para que os hagáis una idea, la añada que podéis encontrar hoy día a la venta es la de 2014. ¡Ahí es nah! Y es que esta bodega está llevada por gente de paciencia. Todo aquí tiene trayectoria. Si nos ponemos a mirar, es una bodega que data de principios del siglo XIV. Así que pocos tienen tanto recorrido, el cual siempre ha dado para historias curiosas.

Por ejemplo, curiosidad número 1: El título de benjamín de la familia se lo otorga el hecho de ser el único vino que no tienen crianza en barrica. Número 2: Es un vino que recibe su nombre por una de las primeras fincas compradas por la familia, La Vinya Coquet, que data de principios del año 1500. Número 3: Tuvo una imagen femenina en su época, cuando los cavas eran “champanes” y se bebía el semidulce a cholón. Tiempos aquellos de perdición. Gracias a Antoni Mestres, esto hoy día ya no es viable. Incansable buscador de los vinos secos, más enfocados hacia el comer, fue el creador del primer brut nature del país. Es por esto por lo que uno de los hermanos de Coquet se llama Visol (Vino solo).

1948. El punto de inflexión. El buen hacer de Antoni Mestres nos ha llevado hoy día a unos vinos fácilmente reconocibles. Envejecimiento, acidez y oxidación. Tres componentes que me gusta mencionar porque definen a la perfección estos vinos. Las circunstancias hacen que Coquet se salga de la norma. Esa falta de barrica en su primera etapa de crianza es la extravagancia entre toda la gama. Esto no evita tener delante un vinazo. Vino que hace las delicias de cualquiera, esa entrada fina de burbuja, que persiste sin molestar, ya que se integra dentro del vino como el oxígeno en el torrente sanguíneo. Vida para un vino de gran hechura, fresco y vivaz, contrastando con su larga crianza, pero la marca de la casa está ahí.

El empecinamiento por parte de Antoni Mestres da sus frutos, vino para comer y seguir comiendo. Sus notas de hinojo, el poco aporte de bollería, la manzana marcada y un millar de aromas que alargan este escrito, hacen de Coquet el compañero perfecto en un sinfín de maridajes. El ideario en prueba empírica es como se disfruta mejor, comprueben si lo desean, pero yo ya estoy más que convencido de ello. Gracias don Antoni.