Predicador, el tinto que imparte justicia

Botella del vino Predicador de Bodegas Contador
Fotografía cortesía de Bodegas Contador
Como aquel forastero hombre de fe y armas que llegó a una pequeña localidad del oeste norteamericano a impartir justicia llega Predicador, el más jovial de los vinos de Benjamín Romero y Bodegas Contador, nacido en un garaje.
Por Toni Castillo
20 de abril de 2016
Vinos

En 1985 se estrenó en los cines una cinta que revivió un género que se creía acabado: el western. Producida, dirigida e interpretada por Clint Eastwood, El jinete pálido llegó para devolver a las películas del oeste la vitalidad de antaño. Un predicador forastero, ese jinete pálido, llega a un pueblo para impartir justicia divina y terrenal con la ayuda de la Biblia y un arma. Ese personaje es el que le vale a uno de los viticultores más sobresalientes de nuestro país, Benjamín Romero, para bautizar uno de sus vinos más iconoclastas y el más joven, Predicador.

Como si de un Steve Jobs o un David Packard se tratase, este venerado enólogo puso en pie su particular Apple o HP de los caldos en un garaje, Bodegas Contador. Tras su notable paso por la mítica Atardi, Romero se hizo con una cueva centenaria bajo el castillo de San Vicente de la Sonsierra, en La Rioja, y comenzó a elaborar vino mientras iba adquiriendo viñedos. El primer caldo fue La Cueva del Contador, y a este le siguió su mayor emblema, Contador.

Tal fue la aceptación que recibió su proyecto viticultor que en el año 2000 decide dedicarse a él completamente, en cuerpo y alma, y amplia las limitadas capacidades productivas de su cueva con el garaje del hogar paterno. Allí consigue uno de sus hitos, obtener dos años consecutivos 100 puntos de la guía de Robert Parker con Contador, y con la popularidad cosechada decide dar el salto a unas instalaciones a la altura. Entre todos los viñedos que adquirió en el pueblo riojano construye una bodega diseñada en terrazas e integrada en el paisaje, obra del arquitecto Héctor Herrera.

Allí es donde nacen ahora todos sus vinos y donde Predicador, con el sombrero de copa del filme en la etiqueta, se prepara para impartir justicia. Porque emulando al hombre de fe y armas que lo inspira, más allá de ser una referencia cinéfila, existe para equilibrar la calidad con el precio, hacer justicia en ese aspecto. Se elabora, en la añada de 2013, con un 96 % de uva tempranillo, un 2 % de garnacha, un 1 % de graciano y un 1 % de mazuelo. Toda con racimos de viñas en propiedad de entre 20 y 35 años en las que se ha dejado, durante la prevendimia, un solo racimo por pámpano. El objetivo, como en todo lo que hace Benjamín Romero, es la excelencia.

Predicador en general, y Predicador 2013 en particular, resulta amable y moderno. Un Rioja del siglo XXI. Un vino para el gran público, para acercar lo mejor de aquellas tierras a cualquiera que lo desee y servir como punto de partida para conocer el gran trabajo de Bodegas Contador. Fresco, potente, maduro y redondo. Equilibrado y goloso. Distinguido y muy largo. Clint Eastwood, por cierto, lo probó. Y dicen que le gustó.