Marsala, mucho más que un vino de postre

Varias copas de vino Marsala
Curatolo
El vino Marsala es uno de los más apreciados de la gastronomia italiana, y su versatilidad supera clichés para pasar del postre a cualquier momento de una comida o aperitivo.
Por Toni Castillo
01 de mayo de 2020
Vinos

El marsala es un vino italiano que es posible dividir en tres variedades diferentes según su color. La variedad Ambra se produce con uvas blancas de tipo grillo, inzolia, catarratto, domaschino o grecanico, al igual que la variedad Oro, que ademásno usa el mosto en su elaboración. La variedad Rubino emplea otras variedades negras como la nero d’avola, pignatello, nerello mascarese o frapatto y hasta un 30% de las variedades blancas. Es tradicionalmente servido como aperitivo, aunque también es común tomarlo durante el postre. Se elabora en la región que rodea la ciudad de Marsala, en Sicilia, y recibió la Denominación de Origen Protegida en el año 1969. Tradicionalmente se servía como vino de aperitivo entre el primer y el segundo plato de las comidas. Hoy en día se sirve bien frio junto con diferentes tipos de queso, fruta y pasteles, o a temperatura ambiente como vino de postre. Al hablar de vino marsala debemos clasificarlo en diferentes tipos según su dulzor, color o tiempo de envejecimiento.

En lo que se refiere al azúcar, podemos discernir tres tipos:

  • Secco (máximo 40 gramos de azúcar residual por litro)
  • Semisecco (entre 41 y 100 gramos de azúcar residual por litro)
  • Sweet (más de 100 gramos de azúcar residual por litro)

Si atendemos a su color y añejamiento, se clasifican en 5 tipos:

  • Fino (1 año)
  • Superior (2 años)
  • Superior Reserva (4 años)
  • Virgen o Solera (Más de 5 años)
  • Virgen o Solera Stravecchio o Reserva (Más de 10 años)

Para su elaboración, a la mezcla inicial se le añade aguardiente de uva neutro endulzado y mosto cocido o mistela, en un proceso de fortificado originalmente empleado en su internacionalización y que todavía hoy es usado. Las variedades más envejecidas se elaboran mediante el método de solera similar al que emplean las variedades de Jerez y Montilla-Moriles. En este sistema, se disponen hasta tres filas de barriles o "botas" entre las que se intercambia periódicamente el líquido en determinadas proporciones.

Origen del marsala

El marsala se elabora en la región desde hace al menos dos siglos. La población local llamaba este tipo de vino perpetuum, ya que era el que los padres guardaban en un barril de las casas de campo y rellenaban año tras año con el mejor vino de la cosecha. Una tradición que se bebía en las fechas más señaladas. Sin embargo su popularidad internacional es atribuida en una parte al comerciante inglés John Woodhouse.

Se dice que a su llegada al puerto de la ciudad en el año 1773 descubrió el vino local envejecido en toneles de madera. Al exportarlo a Inglaterra empleó el fortificado, un proceso que permite mantenerlo en mejores condiciones durante más tiempo. Básicamente permitía transportar el vino durante las largas rutas marítimas a través de un incremento en la graduación alcohólica y en la percepción del alcohol en el sabor. Así descubrió que casualmente resultaba muy similar en sabor a los vinos fortificados españoles y portugueses que tenían gran éxito en Reino Unido. Woodhouse regresó a Marsala y comenzó con la producción comercial a mayor escala. Le siguieron otros ingleses y otros empresarios italianos como Carlo Pellegrino o Vito Curatolo Arini, según cuenta su propia nieta Alexandra, hoy en día responsable de comunicacion de la marca Curatolo.

Por otra parte, hay quien atribuye su popularidad al Vicealmirante de la Marina Real Británica Horacio Nelson, quien en un intento de sustituir el ron entre sus tropas optó por el marsala como alternativa cuando la flota británica se dirigía a la batalla del Nilo de 1798.

Hoy en día el método de fortificado se mantiene dada la popularidad del producto fuera de Italia, lo que asegura que llegue al mercado de cualquier parte del mundo en perfectas condiciones.

Recetas famosas con vino marsala

El vino marsala se utiliza también en cocina de forma habitual, tanto para realizar platos salados como dulces. Es parte indispensable de recetas clásicas como el pollo marsala, una clásica receta italiana en la que se reduce y combina con otros ingredientes como los champiñones antes de verterse sobre la carne, aportando una consistencia similar a la de un jarabe y un sabor acaramelado. La mejor variedad para esta receta es la seca, aunque las variedades dulces también son empleadas para la elaboración de salsas más dulces. Lo cierto es que la salsa marsala elaborada con este vino casa bien con una buena cantidad de carnes aportando su sabor con ligeros toques a albaricoque, vainilla, azúcar moreno o tamarindo. También forma parte de recetas de risotto.

En la cocina dulce y repostería también es un ingrediente muy apreciado. Las variedades dulces pueden emplearse para la elaboración de tiramisú o la crema sabayón.