En el año 1687 el físico, filósofo, teólogo, inventor, alquimista y matemático inglés Isaac Newton presentaba en el libro Philosophiæ naturalis principia mathematica la ley de la gravitación universal, la ley física que describe la interacción gravitatoria entre distintos cuerpos y que por primera vez establecía una relación cuantitativa de la fuerza con que se atraen dos objetos con masa. Y la gravedad, precisamente, toma parte en cada vez más bodegas con una importante misión: cuidar del elemento vitivinícola más preciado, esencial y necesario, la uva
Al abrigo de la Sierra de Cantabria y en plena Rioja Alavesa, a la entrada de la población de Samaniego por el oeste, se encuentra una bodega dedicada en cuerpo y alma al vino riojano que cuenta con la gravedad y la arquitectura como principales aliadas. En lo más alto de un pequeño cerro, con una enorme construcción de cristal de más de cuatrocientos metros cuadrados desde la que contemplar los viñedos que se extienden hasta el Ebro como presentación, las Bodegas Baigorri dan la bienvenida al visitante mostrando con orgullo su respeto y gran pasión por las vides, la uva y el vino.

Pero bajo la colina y el mirador que la coronan encontramos el alma de la bodega y sus vivas entrañas, el encaje de bolillos que permite fraguar los caldos Baigorri con la gravedad y la arquitectura como únicas protagonistas sin remontes forzados, medios mecánicos o procesos pocos naturales que puedan malograr la uva y comprometer la calidad de unos vinos singulares como el Baigorri Reserva de la añada de 2006.
La Medalla de Oro del International Wine Challange AWC Vienna de 2010; el Trophée Prestige del Grand Concours des Vins du Monde Les Citadelles du Vin de 2011; la Medalla de Oro del Concurso Internacional de Vinos Tempranillos al Mundo de 2011; la Medalla de Oro del Berliner Wein Trophy de 2013; los 92 puntos de la Guía Peñín de 2011; y los 92 puntos de Wine Advocate de 2011 son la carta de presentación de este tempranillo elaborado con viñas viejas —de más de 35 años— de bajo rendimiento.
Las largas maceraciones en tanques troncocónicos de acero inoxidable y tradicionales tinos de madera, su fermentación maloláctica, responsable de la reducción de ácidos y el sabor que nos llena la boca, y una crianza en barricas nuevas de roble francés durante año y medio consiguen un caldo como este, de color picota profundo y capa alta, de aromas frutales a compota y frutos negros y un equilibrio fino y elegante con intenso, largo y persistente final.
El Baigorri Reserva 2006 es, sin paliativos, un buen tinto tempranillo de los pies a la cabeza; esta es la gravedad de un buen vino.