Si te preguntaran cuáles son los 10 postres más típicos de España, seguramente ella estaría entre las primeras. Y es que la torrija, tan sencilla como deliciosa, es una de las grandes joyas gastronómicas de nuestro recetario, siendo de hecho un clásico durante las festividades de Cuaresma y la Semana Santa.
¿Te sorprendería saber, entonces, que la torrija no nació en España? Dispuestos a empaparnos de historia (y leche), viajamos en el tiempo para contártelo todo sobre esta distinguida rebanada de pan dulce; qué es y cómo nació, cuáles son sus beneficios y propiedades, y cuáles son las recetas de torrija más consumidas, desde las más fieles al recetario clásico, hasta las más vanguardistas que se versionan y se sirven en la carta de muchos restaurantes.
¿Qué es la torrija?
Actualmente, el Diccionario de Gastronomía -proyecto de LID Editorial y la Academia Iberoamericana de Gastronomía (AIBG)- recoge el término torrija como “rebanada de pan del día anterior bañada en leche con azúcar o en vino, rebozada en huevo y frita en aceite de oliva. Se hierve la leche, junto con ramas de canela y azúcar, y se vierte sobre las rodajas de pan. Se deja enfriar y, a continuación, se baña en almíbar o se espolvorea con azúcar y canela. Es un postre típico de Semana Santa”.

Si bien esta definición responde a la receta original, la torrija admite muchas versiones. Podemos encontrar, por ejemplo, la torrija al curry con miel y canela, o la que se elabora, especialmente en la zona del mediterráneo, en la que se utiliza horchata en lugar de leche. ¿Quieres saber más? Te invitamos a que te quedes hasta el final para descubrir la gran versatilidad culinaria de este postre. Pero antes, ¡un poco de historia!
El origen de la rebanada de pan más famosa
Como te hemos adelantado al principio, la torrija no nació en España. Y entonces, ¿de dónde viene? No es una pregunta fácil de responder, pues la sencillez que caracteriza a este dulce podría hacernos viajar hasta tiempos inmemoriales en los que era sencillo tener acceso a los ingredientes tan básicos que la componen (leche, huevos, azúcar y pan), así como a la ocurrencia de una elaboración tan escueta como remojar pan en leche y freír.
De hecho, las primeras referencias de esta receta las encontramos en la antigua Roma, en concreto en “De Re Coquinaria: antología de recetas de la Roma imperial”, un recetario atribuido al gastrónomo Marco Gavio Apicio, y que data del siglo IV o V. A partir de ahí, la base de la torrija puede verse evolucionar a lo largo de la Edad Media hasta que, ya en el siglo XIV, encontramos otra referencia hablando de la “torreja”, elaborada con miel, pan y huevos.
¿Sabías, además, que la torrija se concibió durante años como un alimento recomendado para mujeres en periodo de lactancia? Se decía que era muy energético; y tanto es así que en el año 1705, el Diccionario Nuevo de las Lenguas Española y Francesa la define literalmente como “rebanada de pan frita y untada en miel que se da a las mujeres paridas en España”.

Y después de esto, ¿por qué las torrijas pasaron a consumirse y a asociarse a festividades como la Cuaresma y Semana Santa? Bien, en fechas en las que se prohibía el consumo de carne, no resultaba extraño que se apostara por el mundo de la repostería como recurso fácil, asequible y rápido para aumentar el aporte de calorías y de azúcar. Y entre todas las opciones, las torrijas resultaron ser una apuesta segura. Este dulce estaba considerado como una fuente de energía con la que era posible sobrevivir a dichos periodos de supuesto ascetismo.
Así, a partir del siglo XIX, las torrijas pasan a convertirse en un postre que prácticamente todo el mundo podía preparar en casa. Ahora bien, ¿cuál es la receta de las auténticas y tradicionales torrijas? Las que se remojan con leche y que son muy sencillas de elaborar. Antes de empapar la rebanada de pan, esta leche se infusiona con canela y azúcar al gusto. Una vez remojadas, se dejan reposar y luego se pasan por harina y huevo, antes de freírlas. Se vuelve a poner azúcar y canela, y ya estarían listas.
La evolución de la torrija a lo largo de la historia nos demuestra cómo la costumbre de consumirla durante fechas especiales como la Cuaresma y la Semana Santa ha permanecido hasta nuestros días. ¿Quién concibe estas festividades sin este dulce sobre la mesa? Hablamos de un bocado lleno de tradición culinaria y arraigo cultural; un manjar que todavía hoy sigue brillando gracias, probablemente, a su sencillez, su humildad y, claro está, a su delicioso sabor.
Tal es la fama de esta rebanada de pan que, desde hace unos años, se organizan concursos y competiciones incluso a nivel nacional, destacando el que se celebra en León en busca de la mejor torrija de todo el país.
Beneficios y propiedades de la torrija
Pan, leche, aceite, canela y azúcar. Son los ingredientes básicos que componen la receta original de la torrija y que, básicamente, aportan energía y calorías. Empezando por el ingrediente estrella, el pan, este es rico en hidratos de carbono, y también fibra, vitaminas B1 y B3 y minerales como calcio, fósforo y magnesio. Por su parte, el huevo es responsable de aportar principalmente proteínas, grasas y colesterol, vitaminas A y D o minerales como el mismo calcio. También aporta una importante cantidad de este mineral la leche en la que se baña el pan, además de grasas y vitamina B2, aunque en este caso debemos diferenciar entre el uso de leche entera o desnatada.

El aceite empleado en la fritura aumenta considerablemente las calorías, aunque dependiendo del tipo de aceite podemos encontrar otras propiedades; las torrijas fritas en aceite de oliva tendrán más beneficios que otras que se hayan cocinado con aceite de girasol.
Por su parte, el azúcar incrementa considerablemente el aporte calórico de la receta, aunque es posible utilizar otro tipo de edulcorantes si se prefiere obtener una versión más ligera y saludable; los beneficios de la canela se asocian a sus propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y a sus buenos efectos sobre el control del azúcar en sangre.
Contraindicaciones de la torrija
Como vemos, la torrija no es un postre apto para personas poco golosas, ni tampoco para quienes siguen una dieta baja en calorías, o sin frituras. Sin embargo, hay que tener siempre en cuenta las recomendaciones de un médico o nutricionista si hay dudas sobre si su consumo podría ser perjudicial en algún caso concreto y, por supuesto, no tomarlas de manera regular.
Las torrijas son, de hecho, consideradas un alimento de consumo ocasional. Desde esta perspectiva, pueden tomarse en momentos puntuales sin mayores riesgos para nuestra salud, ya que un consumo excesivo puede provocar problemas de salud, potenciados además si esto se acompaña de un estilo de vida poco saludable.
En este sentido, es importante recalcar que nunca serán iguales unas torrijas elaboradas en casa que unas industriales que podemos adquirir en un supermercado. En este caso, es muy importante leer el etiquetado, ya que suelen emplearse aceites refinados, y otros ingredientes de baja calidad nutricional.

Así pues, es importante tener en cuenta las contraindicaciones o efectos perjudiciales de consumir este tipo de torrijas de forma habitual; su gran aporte calórico, la cantidad de grasas y carbohidratos que contienen, el exceso de azúcar, así como el proceso de la fritura; un consumo abusivo de alimentos fritos aumenta el nivel del colesterol y triglicéridos, origen de muchas enfermedades cardiovasculares, entre otras.
En definitiva, podemos concluir que tanto las grasas como los hidratos de carbono son esenciales para nuestra salud; sin embargo, hay que tener en cuenta que estos procedan de alimentos saludables, y sobre todo, que su consumo forme parte de una alimentación equilibrada y un estilo de vida saludable.
Recetas famosas
La torrija tradicional y más clásica es la torrija de leche que se elabora con pan, leche, huevo, aceite y azúcar. Una receta infalible para la que, sin embargo, existen variantes. Versiones que amplían las posibilidades de esta receta milenaria, tantas como chefs, comensales y gustos.

En primer lugar, será el tipo de pan empleado el que defina en gran parte el resultado final. Tradicionalmente, las torrijas se elaboraban con pan duro, convirtiéndose así en un imprescindible de la cocina de aprovechamiento. Sin embargo, cada vez es más común encontrar torrijas hechas con pan tierno, brioche, de molde, enriquecido, bollos suizos o incluso pan especial para torrijas, que absorben mejor la leche. También se puede emplear pan integral si se desea hacer una versión más saludable.
Lo mismo sucede con la leche, que bien podría ser desnatada si buscamos un resultado más bajo en grasas, así como leche de oveja, o bebidas vegetales (de coco, de avena, de almendras, de soja…) para intolerantes a la lactosa, e incluso horchata. A estas opciones podríamos añadir nata en la mezcla en busca de un resultado más untuoso, así como otros ingredientes que aromaticen la receta como cáscara de naranja o de limón, vainilla, clavo, nuez moscada, etc.
En algunas regiones, incluso, se sustituye la leche por almíbar o incluso vino tinto, Pedro Ximénez, Baileys, licores, vermú o café con leche para los adultos. Si se busca algo más innovador si cabe, se puede emplear incluso té u otras infusiones.
Vamos con el siguiente paso, la fritura. Para hacerla, se suele realizar en aceite como hemos visto anteriormente, pero no es la única opción. En lugar de freír, se pueden asar con un poco de mantequilla, caramelizar con un soplete, meter en el horno, cocinar al vapor o incluso en el microondas. Como punto final, se suelen aderezar con azúcar, ya sea refinado o glass. Sin embargo, se pueden emplear otros edulcorantes como sacarina, miel, dulce de leche o panela, almíbar de diferentes tipos, frutas, sirope de agave, etc.
Como contrapunto a todas estas opciones dulces, ¿sabías que la torrija también puede ser salada? Solo habría que añadir ingredientes en la leche como el queso, por ejemplo, o agregar después otros como el tomate o jamón ibérico. En estas versiones, lo ideal es servir tal cual o con algún aderezo o hierba aromática. Como ves, ¡las opciones para elaborar y degustar una torrija son infinitas!

En busca de los restaurantes donde se sirven las mejores torrijas de España, podríamos hacer mil y una paradas. Es famosa, por ejemplo, la que elaboran en el restaurante madrileño Latasia; en 2019 fue reconocida como la Mejor Torrija de la Comunidad de Madrid en la categoría Tradicional, entre los participantes presentados por ACYRE Madrid. Tal y como explican desde el restaurante, “buscamos el contraste y maridaje entre el dulzor de la caramelización de la torrija con el acompañamiento salado del helado de caramelo con sal. La parte más tradicional de la torrija es la mezcla que nos enseñó mi madre desde pequeños para empapar bien el pan: leche, nata, huevos camperos, azúcar y vainilla. Después del empapado le damos nuestro toque caramelizándola en lugar de freír”.
Y para ti, ¿cuál es la mejor torrija? ¿Prefieres las clásicas o versiones más vanguardistas? ¿Cómo la prepararías en casa? Sea como sea, nuestro objetivo es que termines estas líneas con el mejor sabor de boca. Y como se suele decir, siempre hay hueco para el postre, y si se trata de una buena torrija, ¡más todavía!