Al grano: un restaurante puede tener tres estrellas Michelin, ese es el máximo. La guía gastronómica por excelencia distingue a los establecimientos de restauración con diferentes distinciones. Si un restorán aparece mencionado en el prontuario significa que recibe un plato Michelin, un símbolo de reciente creación. A partir de ese punto, si su valía es mayor, puede recibir una, dos y hasta tres estrellas.
La primera de las estrellas, según la guía roja, significa que estamos ante una «muy buena cocina en su categoría». Tener dos estrellas significa que ese restaurante ofrece una «excelente cocina» por la que «vale la pena desviarse». Cuando una sala recibe la máxima calificación que otorga la Michelin quiere decir que esa es sin lugar a dudas una «cocina excepcional», una «mesa que justifica el viaje». Unas expresiones que dejan claras, de forma sencilla, las valías gastronómicas de cada lugar y recuerdan el pasado —y en parte presente— del prontuario como una guía para conductores.
Más allá de las tres estrellas en sí mismas, puede ponderarse el buen hacer de un restaurante atendiendo a los años que lleva con el trío de brillos. Naturalmente, cuantos más años lleve luciéndolos mayor es el nivel mantenido. Mayor es la calidad por la cual los inspectores de Michelin continúan otorgando a un espacio la preciada distinción. Por eso son tan míticos y apreciados los restoranes triestrellados desde hace años y años, porque eso significa que han sabido adaptarse a los tiempos, las tendencias y el contexto, siempre manteniendo unos estándares de calidad que les hacen recibir la mayor cantidad posible de estrellas.