La fritura consiste en sumergir ciertos alimentos, por lo general rebozados como croquetas, nuggets de pollo, pescaíto frito o churros, en una sartén con abundante aceite caliente para que se cocinen de forma uniforme por toda su superficie y consigan una textura crujiente exquisita para el paladar. Cuando pides frituras en un restaurante no te das cuenta de los olores que desprende este tipo de cocinado, pero cuando lo haces en casa, se te quitan las ganas de freír.
Aunque no sea recomendable comer alimentos fritos con frecuencia debido a la gran cantidad de aceite que usamos para freírlos, queremos que, cuando te apetezca comerlos, lo puedas freír con tranquilidad y sin preocuparte por el olor a fritanga que se expande por todos los rincones de la casa cuando se fríe algo en la sartén. Para acabar con este olor a frito, te traemos estos 3 trucos.
3 trucos para despedirte del olor a fritanga para siempre
En primer lugar, te recomendamos que, antes de poner el aceite a calentar en el fuego, enciendas la campana extractora y abras todas las ventanas que tengas cerca de la cocina para que el flujo del aire fluya mejor y no se quede ningún olor concentrado.
Otra recomendación es poner a hervir agua con un puñado de clavos en una olla y colocarla al lado de la sartén donde vamos a freír para que la evaporación del agua capte el olor a frito y lo descomponga. Si no tienes clavos, puedes hacerlo añadiendo un chorrito de vinagre de manzana o blanco.
El último truco efectivo para acabar con el olor a fritanga en casa consiste en lavar una manzana, cortar unas rodajas, quitarle las pepitas y, cuando termines de freír tus alimentos, fríes en ese mismo aceite las rodajas de manzana para que neutralicen el olor. También puedes hacer esto mismo con una rama de canela o una vaina de vainilla y de paso llenas la casa de una aromática fragancia.