El barrio gijonés de Cimadevilla, con el cerro de Santa Catalina y el puerto deportivo de la ciudad como máximos atractivos, es el mejor punto de partida para disfrutar de la capital de la Costa Verde. En él uno puede contemplar la inmensidad del mar Cantábrico, vivir de cerca la pasión por las aguas en el puerto deportivo de la ciudad y respirar la gastronomía que hace de Asturias uno de los destinos culinarios por excelencia.
Una experiencia intensa, penetrante e inspiradora, que en conjunto y de forma más que sugerente puede sentirse en uno de los mejores restaurantes de Gijón, Auga.
Ubicado en la antigua rula de pescadores de la ciudad, con unas vistas incomparables del entorno, es el reflejo de la cocina asturiana más evolucionada y estacional. Una culinaria pegada al terruño, elaborada al son que marcan huertos, caladeros y granjas, fruto de un trabajo incasable. El de su chef Gonzalo Pañeda y el de su socio, el sumiller y jefe de sala Antonio Pérez.
Fueron años, muchos, los que Pañeda dedicó a banquetes de bodas, bautizos y comuniones. Él, cocinero autodidacta, encontraba en el oficio una forma de expresión. Más allá de un medio de vida, estar entre fogones le proporcionaba los medios que necesitaba para decir la suya. Ese hambre por crear, por ir un paso más, fueron los que le empujaron hace más de una década a abrir en las afueras de Gijón, en sociedad con Pérez, el restaurante La Solana. A conseguir a base de instinto y sacrificio una estrella Michelin.
Sin embargo, tras once años con el negocio viento en popa, necesitaban más y no dudaron en subir un peldaño. El éxito no era motivo para detenerse y dedicarse a la contemplación de uno mismo. Uno de los grandes de la cocina asturiana, aunque su alejamiento de lo mediático lo conviertan en un desconocido para muchos, trasladaba su base de operaciones. A pesar de perder con ello el macaron, se movía nada menos que a un espacio singularmente céntrico. A la antigua lonja de Gijón, en un privilegiado enclave dentro del actual puerto deportivo. Primero llamándose El Puerto, y desde hace un tiempo Auga.
En este espacio inmejorable, abierto a ese mar que tanto mima en su cocina, despliega sus mejores dotes en cuanto a técnica, obsesión por la mejor materia prima y olfato en el riesgo. Porque pese a partir de una base tradicional, de las estaciones de las que siempre se ha nutrido cualquier cocina, él arriesga. Siendo osado cuando es necesario. Poniendo negro sobre blanco los sabores. Haciendo brillar la vanguardia con la sensatez que un virtuoso de los fuegos como él está obligado a aplicar.
En la carta del restaurante se combinan platos consolidados del dilatado historial de Pañeda, representativos del pasado y presente del cocinero, así como las elaboraciones que surgen con cada nueva temporada. Son entrantes como el bonito marinado con gazpacho helado y ensalada de lechuga, tomate y cebolla; tapas como la de vieira gallega con puré de coliflor, apio y algas; clásicos de cuchara como la fabada asturiana con el toque del Auga; pescados como la lubina de costa con hortalizas, algas y limón verde; y carnes como el solomillo de carne roja asado en su jugo con puré de patata y setas de temporada.
La propuesta se complementa con un más que interesante apartado de postres, con elaboraciones destacadas como la sidra helada, «nuestro postre de chocolate, jengibre y albaricoque» o la sopa de queso de cabra con avellanas y miel. Se puede comer a carta, escogiendo platos como los anteriores, aunque lo más recomendable es el menú degustación. Como siempre.
Restaurante Auga
Calle Claudio Alvargonzález, s/n33201 Gijón (Asturias)
985168186
restauranteauga.com
De mercado
45€-75€
