El jengibre encurtido, también conocido como gari dentro de la cocina japonesa, se considera como un elemento indispensable en todo plato de sushi, por lo que su consumo se ha extendido por todo el mundo de igual manera que este excelente plato japonés. Sin embargo, su sabor picante no es adecuado para paladares sensibles.
El gari se prepara con jengibre fresco, cortado a finas láminas que se marinan en una solución de azúcar y vinagre. Si algo nos llama la atención es su color rosado, que sólo se consigue si el jengibre es muy joven, así que cuando no sale de manera natural se le suele añadir algún colorante para conseguir una apariencia adecuada.
La teoría culinaria nos dicta que, entre plato y plato de sushi, tenemos que coger una lámina de jengibre para que nos limpie el sabor del paladar, y así poder apreciar cada nueva pieza en todo su esplendor, aunque también se puede hacer sólo al principio de la comida. Su olor, también muy intenso, es otra de sus marcas de identidad.
Sin embargo, otra de las grandes cualidades del jengibre es que tiene propiedades antimicrobianas, algo que es de gran importancia cuando estás comiendo pescado crudo. Digamos que el gari y el wasabi son dos complementos tradicionales al sushi para evitar pequeños problemas estomacales.
Además de en el sushi, si nos gusta el jengibre encurtido, este se puede servir como complemento en otros platos, combinando bien con alimentos que tengan un sabor muy intenso, como la carne de caza. También puede usarse, con moderación, en ensaladas.
En cuanto a las propiedades saludables del gari, además de como antimicrobiano, nos encontramos con un alimento bueno para el estómago, con elementos antioxidantes y antiinflamatorios. Además, se están estudiando sus efectos en dietas dedicadas a reducir el colesterol.