White Rabbit, una sorprendente mesa en las alturas de Moscú

¿Quién no recuerda al conejo blanco de Alicia en el país de las maravillas? Ese personaje creado por Lewis Carroll que desencadena la fantasiosa y soñadora historia. Ese elegante animal que no perdía de vista su reloj, temiendo llegar demasiado tarde a su cita. Ese protagonista al que Alicia persigue desconociendo el destino que le esperaba, en un mundo inimaginable.

El mismo, al menos en espíritu, se encuentra desde hace unos años bajo una impresionante cúpula de cristal en lo alto del concurrido pasaje Smolenskiy de Moscú, en el restaurante White Rabbit.

Fotografía cortesía del restaurante White Rabbit

Creado conjuntamente por el restaurador Boris Zarkov y el chef Vladimir Mukhin, este espacio ha sido responsable de conjugar por primera vez la cocina rusa más tradicional y la materia prima local más desconocida con las últimas tendencias culinarias a nivel internacional. Un modo de proceder habitual en otras partes del planeta, pero novedoso en la capital rusa, donde el inmovilismo reinaba hasta hace poco tiempo.

Siguiendo el estilo de las grandes casas europeas, a través de un menú degustación que cambia con cada nueva temporada, surgen platos reinterpretados del recetario ruso más tradicional, elaboraciones que rescatan productos autóctonos olvidados y preparaciones más tradicionales que contentarán al comensal que solamente busca disfrutar de las vistas de la ciudad sin poner a prueba su paladar.

Fotografía cortesía del restaurante White Rabbit

Vladimir Mukhin, que encabeza una nueva ola de jóvenes dispuestos a crear una nueva cocina rusa, propone platos tan sorprendentes como la lengua de conejo con salsa de mostaza, el helado de queso tierno de cabra con madreselva, la combinación de pan Borodinsky con caviar o la recuperación en diferentes recetas de exquisiteces como las ostras del mar Negro o las trufas de Crimea.

Fotografía cortesía del restaurante White Rabbit

Decorado de una forma significativamente opulenta, enmarcada en el estilo clásico y barroco de las clases dominantes rusas, el White Rabbit es una atalaya perfecta para disfrutar tanto de la cocina rusa más vanguardista como de la ciudad de Moscú, gracias a las impresionantes vistas panorámicas que ofrece su sala.

Es, además, el restaurante número 18 del mundo según el listado The World's 50 Best Restaurants de 2016. Razones para visitarlo no faltan.