Valencia, como aquellas ciudades con mercados palpitantes, vive en la encrucijada de cómo resolver el futuro de su gran mercado: un bello escenario modernista con aspecto de catedral del comercio que combina al mismo tiempo y sin solución de continuidad sus usos como lugar de compra-venta y como punto neurálgico del turismo.
Si hay una respuesta pasa por persistir en un modelo basado en actividades verdaderas. Con esa intención nació hace poco menos de un año UNO, que debe su nombre por su posición como primera parada a la entrada del Mercado Central de Valencia. Es la iniciativa de Rafa Valls y Mercedes Valle, viejos conocidos de la ciudad por comandar en el pasado Mancini, una cafetería templo de periodistas y protagonistas de la cultura en la ciudad.

La propuesta de UNO es, sobre todo, una apuesta. Por las cajas para picnic, una visión cuidada y renovada del concepto take away, haciendo amalgama de productos de proximidad (desde una miel con especias hasta zumos elaborados con esmero). Con el lema de ‘Encajar el Mercado’ buscan “revalorizar la cultura del ultramarinos, la esencia local; ensalzar la mejor esencia tradicional del comercio cercano desde una manera nueva”.

Ofrecen cuatro modelos de caja ajustados al desayuno y la comida, con los bocadillos como protagonistas. El de canónigos, parmesano y jamón; el de carpaccio, parmesano y champiñones; o el de cebolla confitada, queso manchego y sobrasada son algunos de los protagonistas. Sus proveedores están a tiro de piedra, apenas con estirar el brazo y acudir a los puestos despampanantes en pasillos adyacentes.
El desafío lleva inmerso la voluntad de revalorizar los picnics, un uso espontáneo que demasiadas veces carece de la calidad mínima. UNO pone la materia prima para resolver la necesidad. Una ciudad como Valencia, abundante en espacios para la relajación urbana, tiene en el picnic una costumbre a desarrollar.

La parada de Valls destaca también por su diseño, obra del prestigioso diseñador Jaime Hayón, que concibió en su primer trabajo para el mercado un puesto recoleto decorado con azulejos pintados a mano por él mismo en Manises, una visión contemporánea de la estética del Central.
Ese cruce de caminos entre el comercio tradicional, la comida basada en productos verdaderos y los novedosos formatos mercaderes tiene lugar en iniciativas como UNO.
