Pocas setas tienen nombres tan hermosos como los que se le han concedido a la enoki a lo largo del tiempo. No solo ha sido llamada seta de aguja de oro, sino que también es conocida como pie de terciopelo, por ejemplo. Conocida en la gastronomía oriental desde hace milenios, su cultivo organizado comenzó hace unos 300 años, convirtiéndose en un ingrediente indispensable en muchas recetas.
De hecho, la enoki, tal y como la conocemos hoy en día, alargada, blanca y con un sombrero minúsculo, es producto directo de la intervención humana. Sin un cultivo determinado, en espacios cerrados y sin luz, la seta crece naranja y con un sombrero de mucho mayor tamaño. A la hora de trabajar con ella, se prefirió este aspecto tan elegante, blanco y estilizado.
Si bien se pueden consumir a la plancha, lo cierto es que la enoki es un ingrediente básico en muchas sopas y guisos, tanto de carne como de pescado. También se usa como guarnición, y se puede preparar cocida o al vapor. Requiere de cierto trabajo para que quede al punto, ya que es una seta con gran cantidad de fibra.
Hoy día, la enoki se puede encontrar en numerosos supermercados orientales, bien ya cultivada o a partir de paquetes preparados para que crezcan en casa del consumidor. Su crecimiento es bastante rápido y en un mes ya estaría lista para cocinar.
Como curiosidad, además de por su apreciado sabor y textura en el apartado gastronómico, las setas enoki también son consideradas como un alimento saludable. Al parecer, el tallo de las setas contiene una gran proporción de proteínas Five, que refuerzan el sistema inmunológico. Además, de ella se pueden extraer otros compuestos que pueden ser usados en medicamentos complejos.