Si bien en Europa es más conocida la crème fraîche, de origen francés, lo cierto es que la sour cream, o crema agria, es cada vez más utilizada debido a la creciente influencia de la gastronomía latinoamericana y anglosajona, donde este ingrediente es fundamental. Elaborada a partir de nata, es importante contar con una buena materia prima si es que decidimos prepararla de manera casera.
La receta de la sour cream no es demasiado complicada, pero sí que requiere una cierta habilidad. Lo primero que tenemos que conseguir es nata líquida fresca, si es especial para cocina, mejor, zumo de limón, vino blanco y un poco de sal. La cantidad de limón y vinagre es al gusto, pero yo añadiría unas 3 cucharadas de postre de zumo por cada 250 ml de nata, así como 2 de vinagre.
Mezclamos despacio la nata y el limón hasta que espese un poco, momento en el que añadiremos el vinagre. Añadimos la sal -una pizca- y seguimos batiendo, hasta que logramos la densidad adecuada, parecida a la de, por ejemplo, un yogur natural. Cuanta más grasa tenga la nata, más rápido lograrás una buena sour cream. Luego tienes que guardarla en la nevera y consumirla lo antes posible.
También podéis comprar esta crema agria en algunos supermercados, siempre en la sección de refrigerados. En cuanto a su uso, es ideal para acompañar ensaladas de verano, pero también como guarnición de platos de carne e incluso de pasta. Dota a las recetas de un punto extra de acidez y de frescura, y se puede añadir a salsas para darles más cremosidad.
¿Nuestro plato con crema agria favorita? Unos buenos totopos -nachos-, con guacamole, sour cream y pico de gallo. Os lo pasaréis genial con esta mezcla tan divertida, ideal para compartir con los amigos.