Pepe Solla es pura pasión. Por la cocina, por su restaurante y por la gastronomía gallega, pero también por el mar y por la música. Porque cuando deja colgado el mandil y los fuegos de su restaurante se han apagado, es casi una obligación escaparse en busca de una buena ola o reunirse a ensayar con sus amigos.
Es una necesaria forma de desahogarse y su forma de inspiración. Sus recuerdos tienen que ver con los sabores y los sabores con sus recuerdos. Es cuestión de sentimientos, de sensaciones. De sentir lo que nos rodea y ser uno mismo. Esa vuelta al pasado es el modo que encuentra para autodefinirse y situarse en el presente. Por eso Casa Solla es, por encima de todo, identidad y origen.

Hoy en día esta casa es un restaurante gastronómico, uno de los gallegos más apreciados y recomendados con una estrella Michelin y tres soles Repsol. Sin embargo nació siendo un merendero propiedad de sus abuelos. Fue en 2003, bajo su mando, cuando se transformó. Tras dejar la carrera de Ciencias Empresariales a los 22 años, un todavía más joven Pepe Solla regresó a Poyo, su pueblo, para echar una mano en el negocio familiar, por entonces regentado por sus padres.
Sin haber aprendido en ningún sitio hasta ese momento, simplemente guiado por su instinto y lo que vivió desde pequeño, comenzó trabajando en la sala del establecimiento, se interesó por la sumillería aprendiendo sobre ella en varios cursos y prosiguió sintiendo atracción por la repostería. La aventura concluiría tomando las riendas del espacio como chef, reformando el restaurante y transformando completamente la carta, pasando del tipismo gastronómico del anterior planteamiento a su visión contemporánea de la cocina gallega.

Su paso por un curso en elBulli y una larga conversación con Arzak, ha comentado en más de una ocasión, ayudaron a su olfato a seguir el camino correcto. Con curiosidad, preguntándoselo todo, cuestionando cualquier cosa, es como aprendió.
Es así, sin conocer límites, cómo su desbordante creatividad toma mariscos, pescado, productos de la huerta y carnes predominantemente con sello gallego y naturalmente de temporada, para desarrollar la elevada propuesta de Casa Solla. Una que surge de la tradición y se instala en una vanguardia de apabullante sentido común.

En los tres menús disponibles, Degustación, Gastronómico y Gran Menú, ordenados por extensión, sobresale ese marisco cocinado de forma sencilla, sin astucias, al modo tradicional. Pescados presentados en el punto de cocción perfecto, revelador de una impecable técnica, que son capturados por pescadores con artes tradicionales comprometidos con la sostenibilidad. Esos vegetales, procedentes de explotaciones ecológicas y pequeños productores, llevados hasta el plato con la mínima intervención posible para que sus sabores más esenciales lleguen al paladar. O esas carnes —gallegas, por supuesto— tratadas con tanto mimo, en presentaciones que da pena descomponer.

Casa Solla, situado cerca del pontevedrés Monasterio de Poyo en el renovado e histórico pazo que ha visto el paso de tres generaciones de restauradores, es indudablemente un templo de la gastronomía gallega que vale la pena conocer.
Casa Solla
Avenida de Sineiro, 736005 San Salvador de Poio (Pontevedra)
986872884
www.restaurantesolla.com
Gallega, Creativa
55€-110€