A veces, preparar un sencillo plato significa mucho más que una comida en familia o un encuentro interesante; recetas como la del sekihan van mucho más allá, y son consideradas dentro de la cultura gastronómica japonesa, como especiales, reservadas a momentos especiales en los que se quiere celebrar algo importante y llamar a la buena fortuna.
Por eso, no es raro que el sekihan se prepare habitualmente en cumpleaños o bodas. También suele estar presente en uno de los grandes momentos de la infancia de todo japonés, el shichi-go-san, un rito de paso para niños de 3 a 5 años y niñas de 3 a 7. También se toma en otros ritos, como la menarquía o el okuizome (los primeros 100 días de un bebé). Pero, en general, el sekihan se considera una comida de celebración en general, que se consume de manera habitual durante todo el año.
Es un plato que destaca por su sencillez y vistosidad. No tiene demasiados ingredientes, más allá del arroz glutinoso típico japonés y las judías rojas del tipo azuki, que muchos conocen más por usarse en el delicioso relleno dulce de numerosos postres japoneses. El sekihan llama la atención por el color rojizo del arroz, que obtiene de las judías. Se puede preparar al vapor o en olla, y se aliña, habitualmente, con una mezcla de sésamo y sal llamada gomashio.
El rojo, en la cultura japonesa, simboliza la felicidad, lo cual, unido al fuerte sabor a taninos de este arroz, lo ha convertido en un plato festivo y reconocible. Pero no solo se prepara en este país, ya que existen variantes del sekihan en otros lugares, como Corea, donde es llamado patbat, y se consume en su mayor parte como comida de cumpleaños.