Las palomitas de maíz suelen ser sinónimas de séptimo arte. Visitar el cine y no hacerse con un recipiente repleto de estos granos de cereal literalmente explotados no es tarea fácil. Lo mismo que verse una película en la placidez del hogar sin visitar la cocina para introducir en el micro uno de esos paquetes listos para producir cientos de pequeñas explosiones y resultar en un buen montón de ese manjar tan sencillo.
Sin embargo, en los últimos meses estamos viendo de qué manera esta exquisitez demasiadas veces clasificada como poco saludable, pese al aporte vitamínico que posee, se está tornando gourmet. Y es que son varias son las iniciativas que se han propuesto darle lustro al producto. Tener un mayor cuidado de las mazorcas en el campo, de la calidad de los granos, mejorar la sencilla elaboración y, en última instancia, jugar de buena forma con el aderezo que se le añade.
Una tradicional empresa familiar soriana dedicada a la freiduría, se fijó en cómo, en su concepción más tradicional, podía variar las sencillas palomitas. Primero pensó en el maíz, en su producción en el campo, su sabor y el posterior secado de las mazorcas. Y luego en aquello que añadiríamos al producto primario terminado. Así, nacieron las palomitas de maíz con aceite de oliva virgen extra, para microondas, de Añavieja.
El maíz es cultivado de principio a fin por la empresa, en parcelas propias a un millar de metros de altitud, de forma ecológica. La recogida de las mazorcas se realiza de forma manual, su secado se efectúa naturalmente, sin forzarlo, y con los granos listos se emplea aceite de oliva virgen extra, también ecológico junto a sal marina para aliñarlos. Una vez procesadas y dispuestas en los clásicos paquetes para cocinar en el microondas, están listas.
Un sabor tan nuestro, como el del AOVE, con deliciosas palomitas. Sublime.