Muros recios y centenarios arropan el restaurante El Ermitaño de la zamorana Benavente. Los tabiques de la casa señorial que en el pasado perteneció a los Marqueses de los Salados y que a su vera, en los extramuros de la localidad que ocupa, tiene una pequeña ermita que se remonta al 1775. Una historia de la que se sienten orgullosos, como orgullosos están por ser el resultado como enclave gastronómico del trabajo de Manuel Pérez y Hortensia Alonso. Los pioneros, los creadores.
Este matrimonio, padres de los actuales responsables del negocio, Pedro y Óscar, logró levantar este restaurante apostando todos sus ahorros. Tras una vida de trabajo, quisieron comprar la finca, con la casa y la ermita. Sólo buscaban crear un lugar apacible, poner en pie un merendero típico castellano en el que cocinaría Hortensia y las gentes que se acercasen vivirían una experiencia tradicional, como las de antaño, sin fingimientos. De este modo, el 27 de octubre del 89, nacía El Ermitaño.

Sería con la incorporación de los hijos, primero Pedro Mario y más tarde Óscar, cuando aquel planteamiento inicial de sus padres cambiaría. Atendiendo a la demanda, a la natural evolución de la gastronomía y a sus aspiraciones, la concepción poco a poco fue variando hasta alcanzar un momento como el actual. El primero, como cocinero, volcó gran parte de sus inquietudes, la admiración que profesaba a referencias en el mundo de la cocina como Juan Mari Arzak, Ferran Adrià, Michael Bras o Manolo de la Osa; haciendo Óscar, más tarde, lo propio. Siempre dejándose guiar por el recetario de la zona y la temporada. Manteniéndose fieles a sus raíces castellanas.
En sus salas de estética rústica, de ambiente austero y rural con toque de renovación, como su cocina evolucionada, se sirve una combinación de los platos de temporada que periódicamente sorprenden a los comensales de mayor asiduidad y de los clásicos de la casa que vienen buscando aquellos que, desde hace tiempo, esperan el momento para acercarse hasta esta pequeña ciudad de la provincia de Zamora.

En el apartado de lo que ellos llaman «la cocina de siempre», esos clásicos de los que hablábamos, destacan entradas como los canutillos de cecina con hígado de pato y membrillo o su arroz de pueblo con chorizo, jamón, ternera y manitas de cerdo; pescados como el bonito del norte asado en cítricos con teriyaki, cebolleta, higos y tomate; y carnes como la presa ibérica al sarmiento con risotto de puerro joven y trufa de verano. En la otra propuesta, la de temporada, en este caso la estival, llaman la atención entradas como la sopa de tomate, sandía y cerezas con sardina, encurtidos, arbequina y flores o el pulpo de roca asado al humo con patata hinojo, cebolleta y mojo rojo; en pescados el cherne asado con liliáceas, su jugo de patata y ñoras; y carnes como la lengua de ternera adobada con jugo de chalota, miel, vinagre, calabaza y menta.

La propuesta en el restaurante El Ermitaño continúa con cuatro menús degustación con diferentes combinaciones de pasos, dedicados a los hijos de los cocineros, una carta especialmente concebida para niños con platos que les encantarán, una carta de raciones, otra de cocina dulce, de postres, y otra final de quesos, además de la de vino, en la que podemos optar por maridaje o caldos por copa.
El Ermitaño
N-630, kilómetro 1,249600 Benavente (Zamora)
980632213
www.elermitano.com
Castellana
25€-65€