Pequeños, de intenso color verde, y deliciosos. El origen de los pimientos de Padrón está vinculado a las semillas traídas desde el estado mexicano de Tabasco, por los monjes Franciscanos del convento de Herbón, en el Siglo XVII, habiendo registros de su comercialización desde finales del siglo XVIII. Por tanto, y remontándonos a sus inicios en territorio ya español, los conocidos como pimientos de Padrón, deben su origen, en realidad, a la localidad de Herbón que pertenece al municipio de Padrón.
Los conocidos como pimientos de Padrón, son producidos entre los meses de mayo y octubre, dependiendo de las condiciones meteorológicas de cada año, siendo su época por antonomasia el verano. Fuera de estos meses, ya no se comercializan, de modo que, si algún valiente presumiera en su carta de poder servir pimientos de Padrón fuera de estas fechas, sencillamente, mentiría. Este hecho es bien conocido por la comunidad gallega, aunque no tanto en el exterior de esta comunidad, para indignación de los gallegos nómadas cuando, lejos de su tierra, se encuentran como guarnición sugerida pimientos de Padrón en pleno mes de enero.
Pese a su fama y numerosas referencias, los pimientos de Padrón son especialmente difíciles de encontrar fuera de Galicia por razones obvias, y es que, la superficie de cultivo amparada por la D.O.P. Pemento de Herbón se limita a unos pocos municipios alrededor de Padrón. Existe la picardía de llamar a los pimientos similares cultivados en otras comunidades, como "pimientos tipo Padrón", pero los auténticos, genuinos e inigualables pimientos de Padrón, o mejor dicho de Herbón, únicamente son aquellos cosechados en la zona de producción amparada por la D.O.P. Pemento de Herbón y que está constituida por los municipios gallegos de Padrón, Dodro, Rois, Pontecesures y Valga, entre los meses de mayo y octubre, según se cita en el sitio web oficial del Consejo Regulador del Pimiento de Herbón.
¿Por qué pican los pimientos de Padrón?
En realidad no todos los pimientos de Padrón pican; unos sí y otros no, según reza el conocido refrán gallego "os pementos de Padrón, uns pican e outros non". Las sustancias responsables de tantas blasfemas de comensales cuando dan con uno de los primeros, son los compuestos capsicinoides, de los cuales la principal es la capsicina. Esta sustancia se encuentra en unas pequeñas vesículas en el interior del fruto. La capsicina, es una sustancia defensiva que genera la planta del pimiento en respuesta a determinados factores externos, de forma que una misma planta puede dar pimientos picantes y pimientos no picantes. Las altas temperaturas o la sequía, son alguno de los factores externos que más directamente se relacionan con una mayor producción de pimientos picantes.

¿Cómo diferenciar los pimientos picantes de los pimientos no picantes?
Si la respuesta a esta pregunta tuviese una respuesta concisa, la degustación de los pimientos de Padrón perdería todo su encanto. Hay quién dice que los pequeños pican menos o que los que tienen forma retorcida pican más, pero la realidad es que en el plato, cualquiera de ellos puede ser candidato a hacernos pasar un mal rato.
¿Cómo se preparan los pimientos de Padrón?
Pese a la sencillez de la preparación habitual de estos pimientos, no hay una receta estándar sino más bien, una serie de consideraciones a tener en cuenta. La primera de ellas, es que los pimientos deben lavarse, y muy importante, secarse completamente antes de su fritura. A continuación tiene lugar el primero de los dilemas: ¿con rabo, o sin rabo? Dado que hay defensores para cualquiera de las dos formas de cocinar estos pimientos, la respuesta más conciliadora a esta pregunta es, a gusto del comensal. Finalmente, los pimientos se fríen en un buen aceite de oliva hasta que adquieran un apetecible color dorado, momento en el cual, se retiran de la sartén escurriendo el aceite sobrante. Por último, se espolvorean con sal gruesa y... ¡a disfrutar!