
La alta cocina aragonesa vive un momento de esplendor gracias a una nueva generación de chefs y restaurantes que combinan creatividad, respeto por el territorio y propuestas únicas en enclaves singulares. Del Pirineo a la Sierra de Albarracín pasando por Zaragoza y Huesca, te descubrimos los mejores restaurantes de Aragón.
Ansils, Anciles
Fundado en 1984 por Pilarín Ferrer —luego acompañado por Javier Pardo—, Ansils ha encontrado nuevos bríos en manos de la tercera generación con Iris Jordán al frente de la cocina y su hermano Bruno Jordán en la sala y bodega. Este restaurante enclavado en la aldea de Anciles, en el Valle de Benasque, ofrece cocina basada en la tradición local —donde el huerto, la caza y técnicas ancestrales como salazones y curados añaden autenticidad—, sensibilidad, técnica y compromiso con la sostenibilidad. De esta manera, la cocina de Iris y Bruno no solo ofrece menús que captura la esencia del Pirineo, sino que también encarna un relato de identidad, memoria y futuro para el territorio.

Callizo, Aínsa
Callizo, ubicado Aínsa, es un referente de la alta cocina aragonesa, un emblema de la cocina del Pirineo. Capitaneado por Josetxo Souto y Ramón Aso, junto con sus parejas Eva y Pili Sierra al frente de la sala, aquí se apuesta por una «cocina tecno-emocional de montaña» que ofrece menús degustación —dos principales y uno infantil— y donde el paisaje del Sobrarbe se convierte en hilo conductor. Fiel a la filosofía del kilómetro cero, su propuesta se basa en ingredientes de productores locales sin renunciar a aportes foráneos que realcen la experiencia, y tiene al quebrantahuesos como gran protagonista en su nuevo menú de temporada.

Cancook, Zaragoza
Zaragoza alberga algunos de los mejores restaurantes de Aragón, entre ellos Cancook, abierto en 2014 —aunque en 2022 cambió de ubicación— y dirigido por el chef Ramsés González con Diego Millán. Su propuesta, definida como una «cocina geográfica aragonesa», pone en valor el producto local —más del 85 % de los ingredientes proceden de Aragón, muchos de su propio huerto— y está diseñada como una experiencia inmersiva en la que el comensal recorre la despensa, la cocina de I+D, la bodega y finalmente la sala en la que se pueden degustar tres menús diferentes que combinan técnica, identidad y sensibilidad hacia el territorio.

Canfranc Express, Canfranc
El nombre de Eduardo Salanova es sinónimo de gastronomía de altos vuelos. Natural de Canfranc y formado en la Escuela de Hostelería de Huesca, desarrolló parte de su carrera en restaurantes de prestigio como Echaurren junto a Francis Paniego y Aponiente, con Ángel León, antes de lograr sus primeros éxitos con Espacio N en la Venta del Sotón. Tras más de dos décadas fuera regresó a su pueblo natal para liderar el proyecto gastronómico del hotel Canfranc Estación inaugurado en la antigua estación internacional. Allí dirige la cocina de Canfranc Express, un espacio exclusivo ubicado en un vagón de tren de 1928 rehabilitado donde solo ocho comensales viajan en el tiempo a través de una experiencia única que recrea el esplendor del periodo de entreguerras. Junto a Ana Acín, directora de sala y sumiller, Salanova ha consolidado en menos de dos años un referente de la alta cocina aragonesa con influencias francesas, basada en productos locales del Pirineo y definida como «cocina de alta montaña».

Casa Arcas, Villanova
Abierto en 2006, Casa Arcas es el proyecto de la pareja formada por Ainhoa Lozano y David Beltrán (conocido como Tauste), quienes se conocieron trabajando a las órdenes de Martín Berasategui antes de hacerse cargo de este pequeño hotel rural de Villanova, en pleno corazón del Valle de Benasque, que la familia de Ainhoa siempre ha mantenido también como fonda. Hoy en día, David presenta una cocina apegada a la montaña y el territorio, haciendo gala de los mejores productos de temporada y haciendo de este pequeño hotel-restaurante una parada obligada para quienes buscan cocina de autor con alma pirenaica.
Gente Rara, Zaragoza
En el barrio Jesús de Zaragoza, alejado de los circuitos turísticos habituales, el cocinero Cristian Palacio y la maître Sofía Sanz han convertido un antiguo taller mecánico en un sorprendente restaurante de alta cocina abierto en 2020. Su propuesta, bautizada como cocina libre, se construye sobre una fuerte influencia del territorio aragonés, recuperando técnicas tradicionales como cocciones en cera o barro y jugando con sorpresas como iniciar el menú por el apartado dulce. El resultado es el Menú Lunático, un recorrido polifacético con influencias de la pastelería y guiños a las tradiciones locales que refleja la obsesión de Palacio y Sanz por reivindicar el producto aragonés y trabajar estrechamente con proveedores del barrio. Con diferentes ambientes en sala, la experiencia se completa gracias al sumiller Félix Artigas, mientras que fuera de los fogones Palacio también ha dejado huella en la escena zaragozana al abrir junto al rapero Kase O y Borja Insa la coctelería Moonlight.

Hospedería El Batán, Tramacastilla
En Tramacastilla, un pequeño pueblo de la Sierra de Albarracín con apenas un centenar de habitantes, se encuentra Hospedería El Batán, un tesoro gastronómico y hotelero en activo desde hace 25 años. Bajo la dirección de la cocinera autodidacta María José Meda y con Sebastián Roselló en sala, este restaurante ha sabido conquistar a los amantes de la buena mesa con una propuesta honesta y delicada donde la relación calidad-precio es excelente. Hace algunos meses la pareja amplió su propuesta con la apertura de Alba del Sur, un nuevo restaurante que funciona como la guinda a su consolidada trayectoria reforzando su posición como emblema culinario de la provincia de Teruel y un destino imprescindible para quienes buscan descubrir la esencia del territorio a través de la cocina.

La Era de los Nogales, Sardas
En Sardas, a las afueras de Sabiñánigo, La Era de los Nogales es un proyecto joven que en apenas un par de años se ha convertido en una de las grandes revelaciones de la cocina aragonesa. Al frente están Ana Acín y el chef David Boldova, quienes han creado un restaurante íntimo con apenas unas mesas donde la experiencia gira en torno al producto de proximidad y a una interpretación creativa de la tradición pirenaica. Su propuesta se centra en menús degustación que varían según la temporada y ponen en valor a los pequeños productores locales, con especial atención a las verduras, las carnes de la montaña y los vinos de la tierra.

La Prensa, Zaragoza
La Prensa cuenta con más de medio siglo de historia a sus espaldas. Fundado como establecimiento dedicado a la venta de vinos y convertido con el tiempo en restaurante gastronómico, desde 1985 está dirigido por la chef Marisa Barberán, artífice de una cocina de autor con sello aragonés que combina el respeto al producto local y de temporada con técnicas modernas que realzan sabores, colores y texturas. En la sala, su marido David Pérez, hijo del fundador, se encarga de la sumillería y de ofrecer un servicio cercano y preciso. El restaurante ofrece dos menús degustación y ha sido remodelado recientemente incluyendo una nueva bodega climatizada que refuerza aun más si cabe así su condición de destino imprescindible para quienes buscan disfrutar de la tradición aragonesa reinterpretada con sensibilidad y vanguardia.

Lillas Pastia, Huesca
El restaurante Lillas Pastia, en Huesca, es desde hace décadas uno de los nombres imprescindibles de la gastronomía aragonesa gracias al trabajo de Carmelo Bosque, cocinero reconocido por su maestría con un producto tan singular y exclusivo como la trufa, hasta el punto de que el local es conocido como la casa de la trufa. Su cocina refleja la riqueza de las comarcas del Somontano y la Ribagorza. En verano de 2024 el restaurante inició una nueva etapa trasladándose a un espacio más íntimo a apenas cien metros de su antigua ubicación, en el que antes se encontraba el restaurante Pukkel. El nuevo comedor, con solo cinco mesas y capacidad máxima para veinte comensales, cuenta con cocina a la vista y una barra dedicada a las tapas, ofreciendo una experiencia más cercana y personal, —aunque también esta en pleno proceso de reforma—.

Tatau, Huesca
Tatau, en Huesca, es el proyecto de Tonino Valiente, formado en la escuela Hoffman junto al chef Carles Gaig, quien decidió dejar Barcelona para abrir junto a su esposa Arantxa Sáinz un espacio que fusiona el espíritu de un gastrobar con la esencia de la alta cocina. Su propuesta, cercana y versátil, se adapta a todos los públicos, combinando tapas y raciones en la barra —desde donde se observa el trabajo en cocina— con un menú degustación llamado Du Jour que se renueva con platos de temporada y en otoño e invierno incorpora elaboraciones especiales con productos de caza. La filosofía gira en torno al respeto por la tradición y el apoyo a los pequeños productores, con una despensa que incluye aceite de oliva verdeña de Loscertales, truchas de El Grado o carnes de Latón de La Fueva, logrando así una cocina auténtica y única.