El Código de Hammurabi es famoso por contener las primeras leyes humanas de la historia, pero también debería serlo porque entre sus líneas se encuentra el primer registro escrito de la existencia de las nueces, un fruto seco versátil que ha conquistado todo el mundo.
Origen e historia
La nuez es el fruto del nogal, de forma redondeada y cáscara rugosa. En su interior contiene la parte comestible. Fue hace unos 7.000 mil años que la civilización mesopotámica comenzó a cultivar uno de los árboles frutales más viejos que existen. Desde entonces, este fruto seco complementa todo tipo de recetas, desde postres o licores hasta encurtidos.
Desde su aparición en Mesopotamia, se han generado más de 50 variedades diferentes de nueces en el planeta. Algunas de las más famosas son la pecana norteamericana; la cremosa macadamia originaria de Australia y la española o europea (juglans regia), que en algunos países es conocida también como nuez de Castilla. Tan solo en España, este fruto seco crece a lo largo de 8.000 hectáreas situadas principalmente en la mitad norte de la península.
Cuenta la leyenda que Alejandro Magno introdujo las nueces desde Persia a Grecia -por eso ahí es conocida como nuez persa-, y que fueron los romanos quienes bautizaron a las nueces como Juglans Regia, su actual nombre científico, lo que se traduciría como glándulas de Júpiter. No es un nombre al azar: ellos consideraban estos frutos como un alimento de los dioses. Su peculiar forma fue una de las probables razones: esa cáscara leñosa, dura y rugosa alberga cuatro semillas suaves cuya forma recuerda al cerebro humano.
Propiedades y beneficios
La ciencia atribuye numerosos beneficios para el organismo a las nueces, aunque siempre hay que tomar con precaución esa infinita lista de efectos milagrosos. Aportan lecitina, fósforo y vitaminas del grupo B, nutrientes esenciales para el mejor funcionamiento del cerebro y las funciones cognitivas. Además, poseen una combinación única de grasas y ácidos grasos poliinsaturados. Son un alimento calórico y energético que actúa como buen complemento para dietas contra el sobrepeso por su capacidad para sustituir otros alimentos y su poder saciante.

Frescas y sin cocinar conservan la capacidad de reducir problemas cardiovasculares, según afirman diversos estudios como el realizado por Marta Guasch Ferré, investigadora del Departamento de Nutrición de la Universidad de Harvard. Al parecer, las nueces son pura bondad.
Recetas con nueces y cómo comerlas
Aunque el denominador común es utilizarla en recetas, las nueces también pueden tomarse como aperitivo, frescas y sin cocinar. Las nueces son extremadamente versátiles, de ahí que formen parte de ensaladas, postres, pralinés, suflés, salsas, sopas o guisos por poner unos pocos ejemplos.
Sin embargo, los ingleses crearon una preparación inédita que tuvo su apogeo entre los siglos XVII y XVIII: nueces en escabeche en salmueras de vinagre, azúcar y especias. El resultado es glorioso, pero habrá que tener paciencia: se obtiene después de ocho semanas. Luego de la larga espera, habrá que integrarlas en sándwiches y ensaladas para entender por qué escritores como Charles Dickens las incluyeron en sus relatos.
También se emplean en la elaboración de licores como la ratafía, un licor dulce de origen catalán cuyos primordiales ingredientes son las nueces verdes, las hierbas y las especias de Cataluña. Un tradicional espirituoso que está resurgiendo y que incluso ya hace apariciones en los menús de bares y coctelerías como Dr. Stravinsky en Barcelona.