Nueces de macadamia: origen, propiedades y contraindicaciones

Nueces de macadamia con la cáscara
Nos perdemos entre los bosques tropicales de Australia para descubrir las nueces de macadamia, uno de los frutos secos más apreciados en el mundo. Una joya gastronómica con sorprendentes usos y beneficios para la salud.
Por Gemma Bargues
22 de abril de 2022

Son redondas, cremosas y están llenas de nutrientes. Hablamos de las nueces de macadamia, un valioso fruto seco de origen australiano que ha conquistado las cocinas de todo el mundo. Por su exquisito y delicado sabor, su producción, su versatilidad en la cocina y sus propiedades saludables, están consideradas como un producto gourmet. Emprendemos viaje a Australia para conocerlo todo sobre esta valiosa semilla. ¿Nos acompañas?

Qué son las nueces de macadamia

Las nueces de macadamia son un fruto seco que proviene de dos especies de árboles de origen australiano: Macadamia integrifolia y Macadamia tetraphylla. Actualmente, sin embargo, se cultiva en otras partes del mundo como Hawái, California, Florida, Centroamérica, Brasil, Indonesia y África oriental.

Por su aspecto, las nueces de macadamia -también llamadas nueces australianas- presentan características que las distinguen muy fácilmente de otras variedades de nuez, como pueden ser las más populares y que nacen de los nogales. Guarda más similitudes, en cambio, con las avellanas, aunque su tamaño es mayor, su cáscara más dura y su textura más cremosa debido a que es más rica grasas.

La forma de la nuez de macadamia es esférica, como pequeñas canicas de unos 3 centímetros de diámetro y presenta un color blanquecino. Esta es la semilla, es decir, la parte comestible del fruto y que se encuentra resguardada por dos capas: una primera cáscara dura y lisa de color marrón chocolate y una segunda de color verde cuando todavía está en el árbol.

De entre todas las variedades que existen en el mundo, las nueces de macadamia están consideradas como unas de las más apreciadas, tanto en gastronomía como en el campo de la cosmética y la medicina tradicional. Se le trata, de hecho, como un producto gourmet, tanto por su delicado sabor y su textura cremosa, como por su producción a pequeña escala (solo se recolectan de cinco a seis veces al año) y su lento proceso de cosecha, lo que hace que su precio sea también más elevado si lo comparamos con el de otros frutos secos. Antes de comercializarse, además, se elimina la gruesa cáscara para comprobar que el estado de maduración es el óptimo, lo que intensifica y encarece todavía más el proceso de recolección.

Una nuez de macadamia abierta

El origen australiano de las nueces de macadamia

Australia es el punto en el mapa donde se ubica el origen de las nueces de macadamia. En concreto, se sabe que las dos especies de este árbol (la Macadamia integrifolia y la Macadamia tetraphylla) son nativas de la zona litoral de los bosques tropicales del Sur de Queensland, Australia y la zona Norte de Nueva Gales. De ahí que en muchos lugares del mundo se les conozca, directamente, como nueces australianas.

Las nueces de macadamia ya eran un fruto muy apreciado por los aborígenes australianos, quienes bautizaron a los árboles como “Kindal Kindal”. Más tarde, fueron los colonos británicos quienes cambiaron el nombre por el de Macadamia como un homenaje al Dr. John Macadam, un célebre químico australiano nacido en Escocia.

A pesar de que su origen es australiano, los primeros árboles de macadamia que se cultivaron para después comercializarse se sitúan en Hawái. Quizás por esto todavía existe la creencia de que estas nueces tan apreciadas son de origen hawaiano. ¿Y por qué allí? Porque se dan las condiciones ambientales perfectas para la cosecha de este tipo de árboles: precipitaciones, mucha humedad, altas temperaturas y un suelo muy rico. Son los mismos requisitos que cumplen otros territorios donde hoy en día también se cultiva este árbol floral como Sudáfrica, México o Indonesia.

El conocimiento de los beneficios y propiedades saludables que contiene este fruto seco supuso un valor añadido a los motivos por los que, ya de por sí, le habían convertido en un producto gourmet. Tanto en gastronomía como en el campo de la medicina tradicional y la cosmética, las nueces de macadamia son una fuente de salud, una joya que, seguro, querrás tener siempre entre tus manos. ¡Vamos a descubrirlo!

Manos con nueces de macadamia con cáscara

Propiedades y beneficios de las nueces de macadamia

Si por algo destacan las nueces de macadamia es por ser el fruto seco que más grasas contiene, las cuales representan del 75 al 80% de su peso total y el 80% del valor calórico. Pero se trata de grasas saludables de origen vegetal, principalmente del tipo Omega 3, cuyo consumo es muy beneficioso para cuidar la salud cardiovascular, pues ayudan a reducir los niveles de colesterol malo (LDL) y triglicéridos. Sí, es un alimento muy calórico (contienen 840 kcal por cada 100 gramos de producto), pero en contra de lo que se suele pensar, es un buen aliado incluso en dietas de adelgazamiento ya que producen mayor saciedad y, por tanto, ayudan a controlar el apetito.

Gracias a este aporte en Omega 3, las nueces de macadamia actúan regulando los niveles de otros ácidos grasos como el Omega 6 y el Omega 9, los cuales ayudan a controlar los procesos inflamatorios del organismo, como la gastritis y otras afecciones digestivas.

En este sentido, las nueces de macadamia también son muy buenas para combatir el estreñimiento, pues son muy ricas en fibra y las grasas saludables que contienen ayudan a que la actividad del tracto intestinal se estimule y funcione con normalidad.

Por otro lado, este fruto destaca también por su alto contenido en fósforo (195 mg por cada 100 g) y calcio (108 mg por la misma cantidad de producto), lo que ayuda a fortalecer el desarrollo de huesos y dientes. Es relevante también su aporte en proteínas, lo que le convierte en un alimento energético muy beneficioso para deportistas o para personas que realizan un ejercicio físico intenso. También es muy bueno su consumo en dietas vegetarianas y veganas y, puesto que no contiene gluten, este fruto seco es apto para personas celiacas o con alergia al gluten.

Tarta con nueces de macadamia troceadas

Por si fuera poco, las nueces de macadamia también contienen vitaminas C y E, yson ricas en antioxidantes, los cuales contribuyen a prevenir enfermedades relacionadas con el envejecimiento, fortaleciendo el sistema inmunitario frente a posibles daños de agentes externos.

¿Y si utilizamos las nueces de macadamia fuera de las cocinas? ¡También nos aportan muchos beneficios! En cosmética y en medicina tradicional, este fruto seco es un gran aliado para nuestra piel y cabello, aplicando el aceite esencial que se extrae de él en mascarillas, cremas, productos capilares o aceites. Gracias a su alto contenido en grasas, la piel gana elasticidad y se ve más reluciente e hidratada.

Contraindicaciones de las nueces de macadamia

Aunque las grasas que contienen las nueces de macadamia sean saludables, como hemos visto más arriba, esto no significa que podamos hacer un consumo excesivo de ellas, pues no debemos olvidar que es un alimento muy calórico. Según apuntan los nutricionistas, una cantidad media recomendable sería de unos 20 g al día como máximo.

Otro motivo por el que deben ser consumidas con moderación es porque contienen un componente llamado ácido aquídico, el cual podría elevar el colesterol malo si se consume en dosis muy elevadas. También contiene ácido palmitoleico, un ácido graso monoinsaturado pero que en grandes cantidades podría actuar como una grasa saturada, siendo perjudicial para la salud cardiovascular.

Hay que tener en cuenta también que las nueces de macadamia -también llamadas Queensland Nut o nuez maroochi- son uno de los alimentos más alérgenos contienen (todos los frutos secos, en realidad), por lo que es importante estar seguros de que no sufrimos ningún tipo de alergia antes de consumirlos. Las mujeres en periodo de lactancia deben tener muy en cuenta esto, pues podría influir en la composición de la leche materna sin saber si el bebé podría o no alergia a los frutos secos.

Otros posibles efectos negativos de un consumo excesivo de las nueces de macadamia sería la aparición de brotes de acné, problemas digestivos como diarrea, vómitos o náuseas, inflamación de la garganta, etc. No debemos preocuparnos si este fruto seco se consume en cantidades adecuadas, pero como siempre, la recomendación es consultar con un médico para conocer las posibles contraindicaciones en cada caso.

Usos en la cocina de las nueces de macadamia

Tanto en crudo, como fritas, molidas, garrapiñadas o tostadas, las nueces de macadamia se pueden consumir como un delicioso snack o como ingrediente para elaborar infinidad de elaboraciones dulces como magdalenas, bizcochos, tartas, crackers, galletas o pasteles. En estos, el fruto seco se puede integrar en la masa o añadirse para dar un toque crujiente y crear un contraste de texturas.

Nueces de macadamia garrapiñadas

Posee un sabor muy parecido al del coco y una textura cremosa, lo que la hace muy apropiada para aportar ese toque graso, delicioso y sano a nuestros postres. El clásico brownie de chocolate queda delicioso con el contraste de este fruto seco (aunque normalmente se utiliza la nuez común), y también en el conocido helado de vainilla con nueces de macadamia

También se pueden realizar elaboraciones saladas con este ingrediente, aunque son menos frecuentes. En cremas de verduras o ensaladas, por ejemplo, se pueden machacar para añadirlas por encima y añadir ese toque crunchy que tanto gusta. Por su textura suave y su delicado sabor, la nuez de macadamia también sirve para elaborar deliciosos patés vegetales o quesos veganos, de la misma forma que se utiliza el anacardo. ¿Más opciones? Puedes triturar el fruto seco y añadirlo directamente a tu bol de cereales con fruta, aportando así un extra de sabor, de grasas saludables y de proteínas a tus desayunos y meriendas.