¡Una de chipirones! ¿Cuántas veces al día se puede escuchar este grito en un bar de tapas? Seguramente se cuenta por decenas. Los chipirones son uno de esos platos tradicionales que no pueden faltar en la carta de un buen restaurante de playa o un chiringuito a la orilla del mar. Pero ¿en qué se diferencian de los calamares?
En realidad, no hay diferencia entre lo que conocemos con chipirón y un calamar cualquiera. Lo cierto es que en el País Vasco se solía llamar txipirón al calamar de playa de tamaño pequeño, aunque, con los años, esta denominación se ha extendido por toda España, adaptando la grafía a chipirón, y ampliando bastante el tipo de calamar al que nos referimos.
Así pues, los chipirones son calamares de tamaño mediano o pequeño, dejando el término de calamar para aquellos más grandes o bien algunas variantes, como los patagónicos, de carne mucho más dura y sabor diferente.
En cualquier caso, los chipirones se pueden preparar de varias maneras, todas ellas deliciosas. La más sencilla es, sin más, limpiarlos y pasarlos por la plancha. El resultado es jugoso y sabroso a partes iguales. Todo un clásico que disfrutar, sobre todo si el producto es fresco del día.
Otra de las grandes recetas que podemos probar es la de calamares en su tinta. El truco consiste en limpiar los calamares, reservando la bolsa de tinta que se añade luego a una salsa de cebolla y tomate. Se saltean los chipirones y luego se añade esta salsa tan deliciosa y que es ideal para mojar pan.
Pero si hablamos de toma pan y moja, no podemos dejar de hablar de los chipirones encebollados, otra de esas recetas de barra de bar imprescindibles. Para conseguir una buena tapa, hay que sofreír bien unas cebolletas con algo de ajo y una pizca de guindilla y luego añadir los calamares una vez pasados por la sartén. Un poquito de vino de cocina y dejar pochar hasta que estén al gusto.