Las torrijas caseras han pasado de ser una receta humilde de aprovechamiento a ser un irresistible objeto dulce de deseo. Si eres amante de este clásico y tu objetivo es saber cómo hacer la torrija perfecta sigue leyendo porque a continuación, encontrarás los mejores trucos para rozar la perfección con este clásico de la cocina tradicional.
El pan, la base de una buena torrija
Sin pan, no hay torrija. Este es el ingrediente fundamental e imprescindible de esta receta tradicional y, por tanto, el que marcará la diferencia entra una torrija corriente y una señora torrija. El mejor pan para torrijas es aquel que presente una miga densa y compacta con una corteza no muy dura.
Las migas alveoladas no nos van a interesar en este caso ya que apenas podrán retener leche durante el remojado. Más allá de esto, podemos escoger prácticamente cualquier tipo de pan en función del resultado buscado: un pan de brioche para unas torrijas más dulces y sabrosas o una barra de pan corriente para un resultado más clásico. Eso sí, lo ideal es que el pan sea de uno o dos días previos para que esté duro y no se deshaga al remojarlo en la leche. Además, debemos cortarlo en rebanadas gruesas, de dos dedos de grosor aproximadamente.

La infusión de leche
Otro de los elementos fundamentales a la hora de conseguir unas torrijas increíbles es la infusión de la leche. Lo habitual es calentar esta con una corteza de limón y una rama de canela para aromatizarla, durante unos minutos a fuego lento. De esta forma la leche quedará aromatizada y dará un sabor irresistible a nuestras torrijas. Sin embargo, podemos personalizar esta infusión con otros ingredientes como la corteza de naranja o la vainilla, o incluso optar por ingredientes más exóticos como el anís estrellado, el jengibre o la cúrcuma para conseguir sabores sorprendentes. Además, también podemos sustituir la leche por otros líquidos como leche de coco, horchata o cualquier otra bebida vegetal al gusto.

El momento clave: remojar el pan en leche
Este es, posiblemente, el momento más delicado de esta clásica elaboración. A la hora de remojar el pan en leche para hacer torrijas hay dos tendencias: mojarlo con la leche caliente o fría. Si mojamos el pan con la leche caliente debemos tener la precaución de sumergirlo tan solo durante unos segundos y rápidamente reservarlo en un plato para su posterior rebozado ya que, de lo contrario, podría deshacerse. Por el contrario, si esperamos a que la leche se enfríe para dejar el pan en remojo, podemos remojarlo durante más tiempo, aunque siempre vigilando el estado del pan para que se empape de forma óptima sin que llegue a deshacerse.
El rebozado y la fritura
La clave de estos dos pasos es tenerlo todo listo para poder ejecutarlos con agilidad y sin contratiempos: debemos tener el pan ya remojado y listo para rebozar. Los huevos deben estar ya batidos y el aceite, preferiblemente de girasol para que no aporte sabor, debe estar al fuego para que en el momento de freír la primera torrija esté caliente pero sin humear.
Con agilidad, iremos rebozando cada rebanada de pan remojada en leche por ambos lados en el huevo batido e inmediatamente, la depositaremos en la sartén con aceite caliente. Dejaremos freír las torrijas durante unos minutos, por ambos lados, hasta que estén doradas a nuestro gusto. Si hacemos muchas torrijas, cambiaremos el aceite a mitad ya que tiende a ensuciarse mucho y eso podría arruinar las últimas torrijas en pasar por la sartén o incluso, podemos cocinar las torrijas a la plancha para no tener que usar tanto aceite.

Cómo evitar que las torrijas queden aceitosas
Para evitar arruinar una buena torrija con un resultado aceitoso, una vez fritas, las dejaremos inmediatamente sobre papel de cocina absorbente limpio, primero por un lado y tras unos instantes, por el otro lado y de nuevo, sobre papel limpio. De esta forma el papel absorberá al máximo todo el aceite sobrante. Además, esto servirá para que las torrijas se templen un poco antes del acabado final.
El acabado final
Una vez eliminado el exceso de aceite y ya con las torrijas un poco templadas, solo quedará el acabado final. Para ello, podemos optar por la mezcla clásica y llenar un plato con azúcar y con media cucharadita de canela molida, mezclamos bien y pasamos cada torrija por esta mezcla vuelta y vuelta.
Si lo que buscamos es un resultado diferente y sorprendente, podemos optar por acompañar las torrijas con alguna crema dulce, con helado como en estas torrijas caramelizadas, con nata, con leche condensada, con chocolate fundido, con crema pastelera… ¡Las opciones son infinitas!
