Siempre fue un lugar canalla, uno de esos restaurantes de obligada visita si se quería hablar con criterio de la escena gastronómica de Madrid. Así ha sido durante, nada más y nada menos que, 50 años. Tras ese largo tiempo, muchos platos cocinados, muchas botellas de vino y champagne descorchadas y muchos servicios ofrecidos, La Tasquita de Enfrente pudo convertirse en uno de esos 'templos' que rozan la categoría de mito, de lugar imprescindible por lo que allí podía suceder. Hace unos meses, se bajó la persiana para llevar a cabo un lavado de cara importante. Hace unas semanas que la ha subido de nuevo, y brilla como nunca.

Juanjo López, quien dejó su carrera como directivo de seguros y tomó las riendas del negocio familiar, regresa –aunque nunca se haya ido- con la firme intención de reconquistar la memoria del paladar de todos sus incondicionales. Siempre lo hizo, pero afronta esta etapa con más convencimiento que nunca.
No ha dejado de ser esa casa de comidas en la que prima el producto. Lo es pero una más atractiva y acorde con el momento actual. Lucen más que nunca los cuadros, fotografías y obras de arte que integran la colección particular de este cocinero inconformista. Son recuerdos de todos los amigos y clientes –muchos convertidos en lo primero- que han pasado por sus mesas, y que en ellas han vivido gratos y suculentos momentos.

La Tasquita es y será siempre un selecto restaurante por lo que allí se degusta, por los sabores auténticos, los aromas puros y los platos estéticamente bonitos. Lo será por todo ello, y además seguirá siendo cercano en lo que a trato se refiere. Es y será uno de los mejores lugares de la capital para darse un homenaje a base de productos y de recetas trabajadas con seriedad y amor.
Sí, son platos, en apariencia, sencillos y con ingredientes, en gran parte, humildes, pero que Juanjo López lleva a la categoría de exquisitos. Es tradición y modernidad a partes iguales; es producto de origen cien por cien español y que ha pasado el estricto control y olfato de López: esto es frescura, calidad, sabor y textura adecuados y esperados. Es autenticidad y temporada, en definitiva.

Ahí está la ensaladilla rusa, las anchoas con tartar de tomate y otros clásicos de su cocina. Ahora, además, es tiempo de guisos, de sopas de ajo, de setas y de buena carne. En cuanto al pescado, atiende, como todo, al mercado. Junto a todo ello, su excepcional carta de vinos y champagnes, muy interesante y clara muestra de otra de las pasiones de este maestro de la cocina; esto es, buscar y hallar los vinos que mejor acompañen sus platos y que redondeen la experiencia.

Es una gran noticia poder deleitarse con su nueva cara y nueva carta, y también encontrarse con las personas de siempre. Por ejemplo con Abraham Maciñeiras, quien es puro carisma a la hora de atender la sala y a quien se deben esos postres tan geniales que solo él es capaz de idear.

La Tasquita de Enfrente es un lugar para visitar y guardar en el recuerdo, una vez más. Porque aunque la pintura sea nueva, las paredes más limpias que nunca y el conjunto más sofisticado, que nadie piense que los recuerdos han desaparecido. Ésa es una de las razones que hacen grande este establecimiento: el saber y sentir que en su interior muchos hemos sido felices, y que cuando volvamos, repetiremos esa grata sensación. Porque, de eso se trata, ¿no? De sumar en la memoria pequeños instantes de absoluta –y sabrosa- felicidad.
La Tasquita de Enfrente
Calle de la Ballesta, 6 28004 Madrid
915325449
www.latasquitadeenfrente.com
Española
50€-70€