El praliné es una crema dulce de frutos secos caramelizados en almíbar, de origen francés, que se utiliza con frecuencia en preparaciones de repostería. Inicialmente se hacía solo con almendras, pero fueron surgiendo otras variedades con avellanas, nueces o incluso una mezcla de varios frutos secos. En sus ingredientes debe llevar un mínimo de un 50% de estos frutos secos.
Los pralinés comerciales son realmente caros y muchos contienen ingredientes poco interesantes. Así pues, es muy ventajoso aprender a preparar el praliné en casa; además, se conserva muy bien y tiene muchos usos: como relleno para bombones, cruasanes, galletas o bizcochos, mezclado con chocolate o nata para cubrir pasteles, coronar cupcakes o hacer helado, como ingrediente extra para dar sabor a cremas dulces, mantequillas o batidos… o incluso se puede tomar tal cual untado sobre una tortita o una tostada de pan.
Información de la receta
- Tiempo de preparación: 15 minutos
- Tiempo de cocinado: 15 minutos
- Tiempo total: 30 minutos (más 1 hora de enfriado)
- Raciones: 6, 400 ml
- Categoría: repostería
- Tipo de cocina: francesa
- Calorías por ración (kcal): 430
Ingredientes del praliné de avellanas
- 250 g de avellanas
- 180 g de azúcar blanca
- 50 g de agua
- 1 cucharadita de aceite de girasol (opcional)
Cómo hacer praliné de avellanas
Colocamos 250 g de avellanas en una fuente apta para el horno y las tostamos durante 15 minutos a 160 ºC, para intensificar el sabor del fruto seco. También podemos ponerlas en la freidora de aire, o en una sartén a fuego bajo, removiendo sin parar para que se tuesten uniformemente.
Mientras, preparamos un almíbar: en una sartén grande, ponemos 180 g de azúcar blanca y 50 g de agua y calentamos a fuego medio. Dejamos que el azúcar se vaya disolviendo sin remover, durante unos 10 minutos.
Una vez tostadas las avellanas, podemos retirarles parte de la piel frotándolas entre las manos, pero es opcional. La piel dota al praliné de un color más oscuro y un sabor más intenso.
Cuando el almíbar empiece a tomar un tono dorado, vertemos las avellanas en la sartén y removemos con una cuchara de palo, con sumo cuidado de no quemarnos, para que se impregnen bien de caramelo.
Extendemos las avellanas caramelizadas sobre un papel sulfurizado (esto es importante, porque se pegan mucho), ayudándonos con la cuchara para que queden lo menos amontonadas posible. Dejamos enfriar por completo (1 hora).
Cuando las avellanas ya estén frías y el caramelo endurecido, es momento de triturarlos para obtener el praliné. Partiremos el bloque en trocitos con las manos y los iremos colocando en un procesador de alimentos o accesorio picador.
Comenzamos a triturar las avellanas a intervalos, para no sobrecalentar el aparato. Según la capacidad del procesador, es posible que tengamos que hacerlo por tandas. Para ayudar en este proceso, podemos agregar 1 cucharadita de aceite de girasol.
Poco a poco iremos viendo cómo las avellanas se convierten en polvo, y más adelante comienzan a liberar su aceite y forman una crema.
Unos 10 minutos después, ya tendremos una crema fina y homogénea.
Solo queda pasar nuestro praliné a un recipiente y enfriarlo en la nevera para utilizarlo en nuestras creaciones reposteras o tomarlo tal cual.
Se conserva perfectamente en la nevera durante varios días.
Resumen fácil de preparación
- Tostamos las avellanas
- Preparamos un almíbar con azúcar y agua
- Si lo deseamos, pelamos las avellanas
- Caramelizamos las avellanas en el almíbar
- Las dejamos enfriar sobre un papel sulfurizado
- Partimos el caramelo con las manos y lo metemos en un procesador o picadora
- Trituramos poco a poco, añadiendo opcionalmente una cucharadita de aceite de girasol
- Seguimos triturando hasta que las avellanas estén hechas polvo y empiecen a convertirse en crema
- Continuamos triturando hasta obtener una crema fina
- Pasamos el praliné a un recipiente y lo enfriamos en la nevera
- Conservar en la nevera
