Empanar y rebozar son dos de las técnicas más conocidas del mundo de la cocina y utilizadas en los hogares de medio mundo. Sirven para recubrir los alimentos antes de freírlos, lo que les da una textura crujiente y un sabor más rico.
Aunque a simple vista pueden parecer similares, te adelantamos que cada una tiene su propio método y características. A continuación, te contamos en qué consiste cada una de ellas y cuáles son sus diferencias clave para que puedas aplicarlas correctamente en diferentes recetas, tanto de cocina tradicional, como de cocina moderna. Aprenderás cómo empanar y cómo rebozar para que tus platos con empanados y rebozados queden perfectos.
Qué es empanar
Empanar es una técnica de cocina que consiste en recubrir un alimento con una capa de harina, huevo y pan rallado antes de freírlo como puedes leer en nuestro espacio dedicado al empanado donde te damos todos los detalles. Con la combinación de estos ingredientes y siempre en ese orden, se consigue un recubrimiento perfecto del alimento. Del mismo modo, es posible empanar sin huevo, para ello, tendrás que utilizar ingredientes como la leche o las bebidas vegetales, una mezcla de harina y agua, o bien otros ingredientes lácteos como el yogur o la nata, de manera que hagan que el pan rallado se quede adherido.
Este empanado confiere al alimento una textura crujiente y dorada una vez finalizada la fritura, además de ayudar a mantener la jugosidad en el interior. Es la mejor técnica para empanar filetes y preparar platos como las croquetas, un San Jacobo, las milanesas de ternera o los flamenquines.

Qué es rebozar
Rebozar es una técnica culinaria que consiste en cubrir un alimento con una mezcla semilíquida antes de freírlo, formando una capa uniforme que al cocinarse adquiere una textura crujiente por fuera y tierna por dentro. A diferencia del empanado, en el que se utiliza pan rallado u otro ingrediente seco, la mezcla de rebozado se basa en una masa hecha generalmente con harina y líquido, como agua o leche, a la que a veces se le añade huevo para mejorar la consistencia. Tienes todo con mucho más detalle en nuestro artículos sobre el rebozado.
Podrás emplear esta técnica para hacer platos como la merluza rebozada, en una tempura de verduras, para los calamares a la romana, las gambas a la gabardina, las berenjenas rebozadas...
Al igual que ocurre con el empanado, es posible rebozar sin huevo utilizando ingredientes como mezclas entre bebidas vegetales o leche con harina, la harina de garbanzo mezclada con agua, harina de maíz mezclada con agua, u otros ingredientes más espesos el yogur o la nata.

En qué se diferencian empanar y rebozar
Para que puedas aplicar cada técnica según el resultado final que estés buscando, analizamos las diferencias clave en cuanto a ingredientes utilizados, proceso, textura final y aplicaciones culinarias.
El empanado siempre lleva pan rallado
El empanado se hace con pan rallado, panko o incluso cereales triturados, lo que le da una textura extra crujiente y gruesa. Antes de empanar, el alimento se pasa por huevo o harina y huevo, lo que ayuda a que el pan rallado se adhiera perfectamente.
El rebozado sin embargo se prepara con una mezcla de harina y un líquido a gusto personal o según la receta (agua, leche, cerveza o caldo) que proporciona una masa en la cobertura más ligera. A veces, se añade huevo o levadura para mejorar la textura, pero no es esencial.
El empanado es un proceso más laborioso
Para empanar, el alimento pasa por varios pasos: se cubre primero con harina, luego con huevo batido y, finalmente, con el pan rallado, presionando ligeramente con las manos para que quede bien adherido. Este proceso crea una capa gruesa, que una vez completado el proceso de fritura aporta una textura crujiente alrededor del alimento.
En el rebozado, el alimento se sumerge directamente en la masa líquida y luego se fríe. La masa debe ser ligera y fluida, lo que resulta en una capa más fina y ligera.

El rebozado tiene una textura crujiente más ligera
Con el empanado se consigue una textura más gruesa y crujiente debido a la capa de pan rallado, panko o cereal molido. Al freírse, esta capa se vuelve dorada y crujiente.
El rebozado, al ser más ligero en cuanto a ingredientes, produce una textura más suave por dentro, pero también crujiente por fuera, aunque generalmente no tan gruesa como el empanado.
Empanado en recetas crujientes, rebozado para crujientes más aireados
El empanado se utiliza especialmente en platos donde se desea una capa crujiente y consistente que ayude a sellar los jugos del alimento. Es perfecto para carnes como el pollo, cerdo o ternera, en platos como las milanesas o el escalope, así como en croquetas y nuggets. Además, también se puede emplear para darle una textura crujiente a algunos tipos de pescado como el bacalao o la merluza empanados. En este tipo de platos, la capa de pan rallado es fundamental para crear ese contraste entre la suavidad interior y el exterior crujiente.
El rebozado, por su parte, se emplea en platos donde la capa debe ser más ligera, crujiente pero menos gruesa. Es ideal para preparaciones como las tempuras de verduras, mariscos o pescado, donde se busca una cobertura aireada que no opaque el sabor del ingrediente principal. El rebozado también se emplea en buñuelos, que pueden ser de todo tipo de ingredientes, desde pescado hasta verduras, o incluso en postres como los buñuelos de manzana. En estos casos, permite que el alimento conserve su textura interna mientras se cubre con una capa dorada y crujiente.

En qué se parecen empanar y rebozar
Aunque ya hemos visto que empanar y rebozar tienen unas cuantas diferencias clave, es cierto que también comparten algunas similitudes.
Ambas técnicas tienen como objetivo el recubrir los alimentos antes de freírlos para mejorar su textura y sabor, de manera que queden más jugosos por dentro, y adquieran esa capa exterior crujiente y dorada. También debemos destacar que el método de cocción es el mismo en ambos casos, ya que una vez recubiertos, los alimentos se fríen en aceite bien caliente.
Por último, comparten también una gran versatilidad culinaria. Tanto el empanado como el rebozado se pueden aplicar a infinidad de ingredientes tales como carnes, pescados y mariscos, verduras, e incluso dulces. Y además, en ambas técnicas es posible la combinación de diferentes ingredientes para conseguir el recubrimiento del alimento.