Reus ha sido desde el principio el epicentro del vermut en España. Desde que se introdujese en el país a finales del siglo XIX, en Barcelona se abriese una vermutería y en la ciudad tarraconense surgiesen más de una treintena de productores entre aquellas fechas y principios del siglo siguiente, su nombre y el de la bebida van unidos de forma indisoluble. Un paseo por cualquier gran ciudad como Madrid, por ejemplo, caminando entre bares con solera, y los clásicos «Hay vermut de Reus» escritos a tiza en pizarras nos lo demostrarán.
Sin embargo, en la actualidad, los productores que allí se encuentran pueden contarse con los dedos de una mano. E incluso algún apéndice nos sobraría. Ellos, esos irreductibles que han evitado cerrar la persiana, son los que mantienen vivas a través de varias decenas de marcas las recetas que han pasado en la localidad de generación en generación. Miró, compañía fundada en 1957, es uno de ellos y su vermut Miró Rojo es, aseguran, «el auténtico vermut de Reus».
Sus fórmulas originales basan su calidad en una combinación única de hierbas y extractos naturales, un secreto bien guardado por la familia Miró que compone aproximadamente un cuarto del contenido total. Las excelentes propiedades de estas materias primas y la maceración marcada, elegante y ligeramente balsámica a la que son sometidas hacen el resto.
El vermouth Miró Rojo consigue presentarse con ese potente color rubí tan cautivador, con reflejos en tono teja. Con aromas y sabores que revelan tradición, artesanía y saber hacer. Agradable en el paladar, fácil de beber, ligeramente dulce y con el toque de amargo estrictamente necesario, el que le aporta el carácter que esta bebida debe poseer. Se nota que es de casa, que es de aquí, que lo han elaborado manos expertas. Si hay vermut de Reus, que el de Miró esté presente.