El barrio de Roca es un pequeño núcleo de Meliana, en la huerta norte de Valencia que guarda cierta distancia con el mar, que no distanciamiento. La comarca está tapizada por los verdes y pardos de los fértiles campos. Allí se practica el buen comer, de recetas clásicas y excelentes materias. Terreno de arroces y sencillas elaboraciones pero también, el hogar culinario de Ana y Chemo, una joven pareja que abandonó el mundo de la publicidad y la comunicación para dedicarse por completo a la sacrificada pero gratificante profesión de la hostelería.
Napicol es también la casa de Anselmo, el padre de Chemo y jefe de sala que tan bien explica el trabajo de su hijo. El restaurante ocupa la planta inferior de una bonita casa campestre con una agradable terraza ajardinada y una huerta ecológica donde crecen verduras que luego son la parte vegetal de arroces como el de sepia con coliflor y blanquet o el de colita de rape, sepia, habas y espárragos trigueros. La cuchara tiene especial protagonismo y es uno de los apartados de la carta que mayor satisfacción da a Chemo: patatas en pepitoria con caballa, manitas de cerdo, trinxat y cigalas, guiso de all i pebre -uno de los más conocidos en Valencia, hecho a base de anguilas, patatas, ajo y un toque picante- o cap i pota, el emblema de la casquería valenciana.

Si queremos definir la cocina de Napicol es obligatorio hablar del respeto por la tradición, en concreto, a esa que han tejido a base de pucheros y fuego bajo las madres y las abuelas, tan dadas a largas elaboraciones en las que los fondos y guisos no le temen al tiempo ni a las mejores materias. Echar un vistazo a la cocina abierta del restaurante es hacerlo a grandes productos que reposan sobre los bancos o refrigeradores, a ollas con caldos borboteantes, reducciones muy trabajadas y cariño por la cocina responsable con el terreno. Honestidad sobre productos artesanos como embutidos, salazones o variantes. Nivel en las carnes de los mejores proveedores. Salvaje alegría en los frescos pescados y mariscos, expuestos en una vitrina específica situada a centímetros de la sala.

En la sala imperan los tonos claros, beiges y blancos. Los muebles son de líneas sencillas y actuales. Los manteles que visten las mesas, de gruesa tela blanca, material que da solemnidad a una propuesta con muchas horas de trabajo, pruebas y esfuerzo. Una visita a Napicol es la oportunidad de recuperar el sabor de las mollejas de ternera, tan bien acompañadas por setas de temporada. El arroz caldoso de fesols i naps -alubias y nabos- o el de acelgas son la máxima expresión de cómo la humildad de la huerta bien interpretada es rica en matices e historia. Los postres no desmerecen: tierna torrija con helado -especialidad de la casa-, tiramisú o uno de los más llamativos, la crema de cremaet, un dulce que interpreta un tipo de café con licor característico del terreno valenciano.
Napicol
Calle San Isidro, 28 46133 Meliana (Valencia)
961119110
restaurantnapicol.com
Valenciana, Mediterránea
30€-50€