El brindis es ese momento en el que, al ir a beber champán, vino o cualquier otro tipo de bebida —generalmente alcohólica— se desea el bien a alguien, se manifiesta satisfacción por algún éxito o simplemente se celebra el momento presente. Un acto que normalmente viene acompañado de unas palabras, con los concurrentes en pie atendiéndolas, y se cierra deseándose entre todos «¡salud!», haciendo chocar delicadamente las copas o los vasos y siendo bebido, acto seguido, el contenido de los mismos.
El término que le da nombre procede de la locución alemana bring dir's y significa «yo te lo ofrezco», pero los orígenes de este gesto tan común y tan transversal a tantas culturas, se remontan atrás en el tiempo hasta los antiguos griegos, los antiguos romanos o los tiempos de Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico, según la teoría que prefiramos. Porque una vez más, como en la mayoría de historias no demasiado bien documentadas, no hay una versión vencedora.
El brindis en la Antigua Grecia y la Antigua Roma
Si nos retrotraemos hasta los supuestos orígenes más antiguos del brindis, debemos viajar en el tiempo, primero, hasta los tiempos de la Antigua Grecia, y un poco más tarde, hasta la Antigua Roma. En aquellas épocas, nutridas de disputas sin apenas escrúpulos entre poderosos y no tan poderosos, una de las formas más habituales de deshacerse de un enemigo era envenenándolo. Alguna sustancia sumamente tóxica vertida generalmente en una bebida y la muerte se cernía sobre el desgraciado elegido sin apenas margen de escapatoria.

Con este amargo panorama sobre la mesa, cuando en un banquete se servía alguna clase de bebida, generalmente vino, el anfitrión del mismo chocaba fuertemente su copa con las de sus invitados con el fin de que el líquido salpicase. Los contenidos de ambos recipientes se mezclaban y, así, se disipasen desconfianzas sobre hipotéticos envenenamientos. El generoso hospedador no iba a envenenarse a sí mismo, claro está.
Sin embargo, otras teorías sitúan el origen del brindis en un presupuesto sentido hedonista de los antiguos romanos y, también, en las antiguas libaciones que tanto los romanos como los antiguos griegos practicaban honrando a sus dioses y a sus muertos. La primera teoría afirma que en la Antigua Roma solía decirse que del vino, su esencial bebida, disfrutaban todos los sentidos menos el del oído. Así pues, para satisfacerlo de igual modo, se chocaban las copas y el sonido provocado hacía que este sentido fuese partícipe del deleite.
La segunda, por su lado, repara en las antiguas libaciones que tanto los antiguos griegos como los antiguos romanos practicaban honrando a sus dioses y a sus muertos. Los deseos expresados a estas deidades y expirados, con el tiempo, se extendieron a cualquier hecho y de este modo, al menos así lo afirman algunos versados, pudieron terminar dando lugar a la costumbre del brindis actual.
Una última teoría también referida a los clásicos griegos y a los imperiales romanos, estima que el brindis es una derivación de los multitudinarios banquetes que en aquellas épocas tenían lugar. Lo que en un principio era un choque de copas vacías de los invitados con la intención de llamar la atención de los sirvientes para que les proporcionasen más bebida, evolucionó con el tiempo en una muestra de celebración del banquete que se estaba gozando. Como en parte sucede en este momento.
El brindis en honor de la victoria de Carlos V

Los posibles orígenes más contemporáneos del brindis nos llevan hasta el siglo XVI, cuando Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico tomó junto a sus tropas la gran Roma. Fue un 6 de mayo de 1527 y los soldados vencedores, tras ejecutar a numerosos enemigos que con su vida habían defendido al papa, comenzaron un pillaje en la ciudad, un saqueo, que en español fue bautizado como «saco de Roma» empleando la voz italiana sacco di Roma.
Aunque el rey se mostró contrario al hecho y así se lo hizo saber a Clemente VII que pudo huir con vida, se dice que sus militares llenaron generosamente sus copas con vino, las alzaron al frente y gritaron el conocido bring dir's, «yo te lo ofrezco» en nuestro idioma, como celebración y ofrenda de la victoria. Y de ahí vino el brindis. De hecho, de este acontecimiento bélico derivaría también un dicho popular tan empleado como «entrar a saco». Sea o no este el origen del brindis, y del refrán, lo que está claro es que no pasó desapercibido para el anecdotario.
¡Salud! O chinchín.