Clarita... ¿Nueva chica de la oficina? ¿Novia de tu amigo? ¿Un familiar? Lejos de ser la 'chica 10' de moda, Clarita es el nombre de un enclave en el barrio malasañero de Triball que, desde hace cinco años, se ha transformado en el punto de encuentro de los amantes del diseño y ambientes vintage. Y uno de los motivos, además de sillones que te atrapan, es su carta. Ésta hará que des la vuelta al mundo sin moverte de la mesa.

Con una decoración bohemia, sencilla y acogedora, Clarita cuenta con varios entornos en un mismo espacio. Por un lado, la barra de azulejos blancos y taburetes altos donde probar los platos o cócteles de una forma desenfadada. Por otro, el restaurante, con mesas comunales de madera para charlar con el vecino o sillones rojos que recrean un pequeño salón donde disfrutar de una comida o cena más acogedora.

Su menú, es un homenaje a los cinco continentes. Como quien amuebla una casa con una mesa traída de su viaje a Bali, un jarrón de China encontrado en un anticuario y una lámpara de Nueva York propia de un mercado de pulgas, el dueño ha hecho de este espacio un 'hogar' particular. Con el objetivo de encontrar productos de máxima calidad y elaborar recetas genuinas, fusionar sabores que permiten conocer las creaciones internacionales más deliciosas.

No dispone ni de entrantes, ni primeros, ni segundos sino que 'todo es para todos'. El viaje común comienza en Galicia con el pulpo a la brasa y los cachelos de patata asada y chutney de mango como propuestas; de ahí saltarás a Noruega con el tartar de salmón, mostaza dulce, eneldo y rúcula; la siguiente parada será Vietnam y sus rollitos artesanos rellenos de verduras con salsa agridulce; y en este periplo propio de Willy Fogg, no podía faltar un pedazo de Estados Unidos, y más si se trata de Nueva York y su hamburguesa gourmet de ternera con queso tetilla fundido, una capa de cebolla caramelizada, tomate Raf y canónigo.

Pero... ¿Pensabas que ahí terminaba el viaje? Queda lo mejor, el postre, y con él el dulce por excelencia de Francia, la Tarta Tatin a lo Clarita: manzana salteada, crujiente de filo, salsa de caramelo y helado de vainilla. Tampoco puede faltar el toque castizo representado por una torrija caramelizada con helado de dulce de leche.

Si prefieres algo ligero y una cierta distracción, sus afterworks serán una visita obligada. Ya para catar un vino de alguna de las pequeñas bodegas artesanales por las que apuestan como La Malkerida (Bobal, Valencia) o por pedir alguna de sus más de diez ginebras o cócteles de invención propia.
Restaurante Clarita
Calle Corredera Baja de San Pablo, 19 28004 Madrid
915228070
claritamadrid.com
De mercado, Creativa
20€-40€