La historia de Bo.TiC es un relato feliz. Una pareja de enamorados de la gastronomía, un par de jóvenes con muchas ganas de comerse el mundo que decide poner en pie un pequeño restaurante. Él, Albert Sastregener, se encargará de la cocina. Ella, Cristina Torrent, de la sumillería y la sala. Un antiguo molino, decorado con un particular estilo, sería el espacio en el que entregarse a una cocina con una fuerte vinculación por el terruño donde no faltase ni la creatividad ni la innovación.
En poco más de un año consiguió uno de los más importantes reconocimientos. Abría en diciembre de 2007 y a finales de 2009 llegaba la buena nueva: los responsables de la guía Michelin anunciaban una estrella para el restaurante en la edición 2010 del prontuario. Un astro que desde entonces no ha dejado de brillar en este restaurante de Corçà, Girona.

Esta distinción no era nueva para Sastregener. Cuando comandaba los fogones del restorán La Cuina de Can Pipes junto a Ramon Casabayó en Mont-ras, en plena Costa Brava, supo lo que era ostentar tal reconocimiento. El empuje que proporciona a un proyecto y la responsabilidad que lleva aparejada. El apoyo que presta y la situación en la que coloca.
A él, en este caso, con Bo.TiC, el macaron lo llevó todavía más a la libertad. Hasta el momento no había buscado el reconocimiento, había hecho lo que le nacía, y llegó. Así que no iba a cambiar. La clave estaba en seguir el dictado del corazón. Y si no llegaban más estrellas, al menos sería feliz y estaría cómodo con su trabajo. Algo que de forma indudable se traslada al plato. Cuando se cocina con ánimo, eso se nota. Eso está ahí.

Tras años en el molino, situado a las afueras del pueblo, tocaba acercarse a la civilización. En una antigua masía que ahora queda más cerca del casco urbano, una increíble construcción que en el pasado fue carpintería de carruajes, se dio forma a un moderno espacio en el que disfrutar con comodidad y en plenitud de esa cocina de autor que practica. Esa culinaria innovadora y creativa enraizada en las esencias de la cocina tradicional catalana y el producto de temporada que tanto ama el cocinero. En 2017 se dio el salto.
Esa filosofía que enarbolan cristaliza en tres menús y una carta. El primero es «El pequeño menú», un planteamiento de siete pasos con platos como los chips con salsa brava; las sardinas con pimiento escalibado y queso San Simón, o el meloso de ternera con manzana al horno, tomillo y parmesano. El segundo es el menú degustación, de dieciséis pasos, en el que destacan platos como la manzana Granny Smith con salmón ahumado y eneldo; el pollo a la catalana; brandada de bacalao con espárragos blancos y pimiento rojo; o el cordero con hummus y ajo negro.

El último de los menús, el «menú del chef», lleva a la enésima potencia esa propuesta gastronómica creativa de autor que promulga. Toma los platos que sirven como entrantes en el planteamiento anterior, como la manzana o el pollo, y cambia los principales. Así entran la ostra con hinojo, encurtidos y jugo de perdiz; el tartar de atún, remolacha y queso feta; las fajitas de escabeche de perdiz y gruyère, o las sepietas con alcachofas y tendones de ternera.
Cristina Torrent aporta a Bo.TiC, además de un servicio esmerado y amable, una bodega privilegiada con más de cuatrocientas referencias estructurada en vinos españoles, franceses, alemanes e italianos.
Bo.TiC
Avenida Costa Brava, 617121 Corçà (Girona)
972630869
www.bo-tic.com
Catalana
50€-95€