En pleno centro de Berlín, justo al lado del Monbijoupark y el río Spree, Cordobar es un lugar de encuentro insustituible para un buen número de berlineses. Se trata de una minimalista vinoteca austríaca con una decoración entre lo rústico y lo urbano realmente sorprendente. Un espacio concebido para disfrutar de caldos procedentes de Austria y Alemania, pero también para degustar exquisitos platillos.
El responsable de la culinaria es Waal Sterneberg, «un expatriado holandés de Viena». Una cabeza pensante que se ha hecho rodear de un equipo internacional para dar forma a una propuesta gastronómica emocionante y creativa que acompaña de una buena manera a los vinos naturales y biodinámicos que se encargan de recoger en su establecimiento.

Hablamos de pequeños aperitivos, pensados para acompañar los diferentes caldos servidos en copa que ofrecen tanto permanentemente como en un menú de vinos que cambia con frecuencia, y de platos propiamente dichos con los que comer o cenar. Por supuesto, en compañía de una buena botella.
Desde ensaladas César a ostras naturales holandesas. Desde un tartar de carne de vacuno con acompañamiento de tomate, patatas y queso taleggio a pollo frito con pimentón, hummus y yogur. Desde un puerro a la parrilla envuelto en piel de bacalao servido con una emulsión del mismo pescado a parfait de hígado de pato de Pekín. Sin embargo, los platos son efímeros. Como comentan en su web, podemos echarle un vistazo al menú que presenten en ese momento, pero no hay que acostumbrarse, pronto cambiará. Todos los platos vienen y van, excepto una honrosa excepción: la pizza de salchicha negra con una mezcla de remolachas, rábano picante, queso feta y una salsa de wasabi. Un plato que llega a la mesa en una pequeña caja de pizza.

Volviendo a los vinos, cabe decir que su bodega reúne más de un millar de etiquetas y que los responsables de la vinoteca y restaurante Cordobar mantienen una estrecha relación con los productores, que consideran artistas. Pequeñas explotaciones en las que se cuida hasta el más mínimo detalle la elaboración de los vinos y se preserva de una forma expresa el medio ambiente. Es la manera que tienen de asegurarse de la valía de los caldos y el cariño que hay puesto en ellos.

Y por si alguien se pregunta a qué es debido el nombre, lo explicamos: Cordobar deriva de Córdoba, como muchos sospechan, y lo hace porque la ciudad argentina con este nombre acogió en el Mundial de 1978 una famosa victoria de la selección austríaca de fútbol sobre la alemana. Un guiño con mucha sorna de una vinoteca austríaca, con distintivo Bib Gourmand, en plena capital de Alemania.
Cordobar
Große Hamburger Str, 32 10115 Berlín - Alemania
+(49) 3027581215
www.cordobar.net
Internacional
20€-52€