Cómo conservar las patatas correctamente y evitar que germinen

Patatas germinadas
La adecuada conservación de las patatas es fundamental para poder disponer de ellas en buen estado cuando las necesitemos y para evitar además un aumento indeseado en la concentración de las sustancias tóxicas presentes en ellas.
Por Paula Caeiro
05 de julio de 2021
Seguridad alimentaria

Procedente del continente americano, la patata, cuyo nombre científico es Solanum tuberosum, es una especie herbácea perteneciente a la familia de las solanáceas, de la cual la parte comestible es el tubérculo, es decir, el tallo subterráneo modificado en el cual se acumulan las sustancias de reserva de la planta.

La patata se encuentra entre los alimentos más consumidos de todo el mundo y es la base de multitud de preparaciones en las cuales está presente en una gran diversidad de formas y estilos de cocción. Su versatilidad en la cocina hace de este alimento uno de los básicos que forman parte de nuestra despensa. Sin embargo, las condiciones de conservación de las patatas tienen una implicación directa en la calidad de las mismas, motivo por el cual su almacenamiento es un aspecto al cual debemos dedicarle una especial atención.

Cómo conservar las patatas de forma adecuada

Las condiciones de almacenamiento de las patatas tienen una influencia directa en la calidad de las mismas. Una adecuada conservación de las patatas permite que podamos disfrutar de ellas durante más tiempo en óptimas condiciones. Sin embargo, un almacenamiento inadecuado puede favorecer la pérdida de agua, el arrugamiento de su piel, su putrefacción, su reverdecimiento o que estas germinen, incrementando además la concentración en solanina, un glicoalcaloide tóxico presente en este tubérculo. Las patatas con zonas verdes, germinadas o con golpes, tienen una mayor concentración de solanina, motivo por el cual es fundamental que su almacenamiento sea el adecuado, prestando especial atención a los siguientes aspectos:

Guardar las patatas en un lugar fresco y oscuro

La luz estimula la síntesis de clorofila, que es el motivo por el cual algunas patatas se vuelven verdes y brotan, aumentando así la concentración de solanina. Las patatas deben guardarse, por tanto, en un lugar fresco y lo más oscuro posible, como un sótano, un garaje, una despensa adecuadamente acondicionada o una bodega.

No guardar las patatas en la nevera

El almacenamiento de las patatas a una temperatura inferior a 6 °C favorece la formación de acrilamida, un compuesto orgánico con potenciales efectos negativos para la salud, por ello, guardar las patatas en la nevera no es una opción.

Mantener las patatas suficientemente aireadas

No es casualidad que el formato de venta de las patatas sea en sacos o en mallas, de hecho, esto es así porque las patatas necesitan suficiente ventilación para que se puedan conservar de forma adecuada. La acumulación de muchas patatas o su conservación en bolsas de plástico o similares, no permiten la adecuada ventilación de estas favoreciendo su putrefacción. Por ello, es preferible adquirir únicamente las patatas que se tenga previsto consumir en un breve espacio de tiempo y almacenarlas un recipiente adecuado fabricado con material transpirable, que permita su adecuada ventilación.

No lavar las patatas

Las patatas deben conservarse tal cual se han adquirido, incluso aunque tengan restos de tierra. Los restos de humedad que pudieran quedar sobre las patatas tras su lavado, podrían favorecer su germinación o putrefacción, por ello lo mejor es guardarlas directamente, tal cual las hemos adquirido.

No juntar las patatas con otras frutas y verduras

Aunque resulte muy habitual conservar las patatas con otros alimentos de duración similar, como es el caso de las cebollas, esta práctica no resulta adecuada. Las patatas deben almacenarse en un compartimento o recipiente solas, sin la presencia de otras frutas o verduras. Este se trata de un consejo, en general, aplicable a todos los vegetales. Durante su proceso de maduración, las frutas y verduras van emitiendo de forma natural etileno, un gas orgánico el cual favorece la maduración de las demás frutas y verduras presentes. Como cada vegetal lleva un proceso de maduración distinto, y tiene una emisión o sensibilidad particular al etileno, el almacenamiento conjunto de distintas frutas y verduras puede provocar la aceleración y putrefacción de vegetales que, de estar conservados por separado, aguantarían mucho más tiempo.