Se nos va de las manos (y no por lo que usted piensa)

Artículo de Alexandra Sumasi
Leo con estupor que un cocinero es amenazado con llevarle a los tribunales si no retira un supuesto plato ofensivo de su restaurante. Un restaurante que, por cierto, nunca lo sirvió. Ni intención tiene.
Por Alexandra Sumasi
21 de abril de 2022

El cocinero se llama Andoni Luis Aduriz y seguro que todos ustedes saben quién es. El pasado lunes 28 de marzo, invitado por Juanjo López a compartir un cocido en La Cocina de Frente (una iniciativa que el chef madrileño inició en 2019 con los Duques de Gastronia), el donostiarra presentó un cocido muy en línea con su espíritu provocador. Su imitación en pasta de habas y achiote de un feto humano sumergido en otra imitación, en este caso de líquido amniótico, elaborado con caldo de habas y jamón hizo saltar todas las alarmas. No las gastronómicas, obvio, creo que la gastronomía ya está curada de espantos. Sino de una supuesta asociación provida que, según dice, con este plato el chef de Mugaritz se ríe del drama del aborto. No solo no tiene ningún sentido, sino que es una idea que solo cabe en mentes enfermas. El pequeñín cuenta con su cordón umbilical; también se halla en el entorno que a un feto le toca vivir, el líquido amniótico. ¿Dónde ven un aborto?

Los musulmanes no dejan recrear figuras humanas y en Occidente, a casi todos nos parece absurdo. Pudiera parecer, pues, que, para estos iracundos, los fetos no son humanos o, por el contrario, la ira parte de un puñado de musulmanes. Me confieso hecha un lío. No sé si es por la recreación o porque se hizo para comerlo.

El plato se llama Origen, como ha aclarado el cocinero, y nunca lo ha servido en Mugaritz y dice que nunca lo servirá. ¿Por qué? Seguro que tiene clientela deseosa de hincarle el diente.

¿Nos podemos sentir caníbales comiendo una gominola de un humano no nacido? ¿Nos sentimos asesinos cuando le arrancamos de cuajo la cabeza a una muñeca? ¿Somos malas personas cuando arrastramos una Nancy agarrándola del pelo?

Puede que haya platos de mal gusto, pero con no comerlos basta. En un mundo en el que un chef como Aduriz ha crecido comiendo ositos Haribo (100 años cumplieron en pasados días), ¿por qué está mal representar un feto para después comérselo?

Con adjetivos como satanicomasónico, violación de la vida o demoníaco por una gominola nos quedamos sin palabras para los verdaderos monstruos de esta vida.