La oficiosa capital del mundo, la ciudad de los rascacielos, la urbe que nunca duerme… Nueva York es y será un mito. Una ensoñación tangible sobre cuán alto puede llegar la humanidad, literalmente, y cómo de fuerte puede darse en la caída. Un particular y variopinto muestrario de lo mejor y lo peor del planeta en cuanto a todo. Personas, sociedad, administración, trabajo y también gastronomía.
En esta lista, sin embargo, buscamos solamente lo bueno. Retazos culinarios que no deberíamos perdernos en un lugar que tanto tiene por ofrecer. Son cinco restaurantes que merecerían una visita si uno se encuentra en Nueva York. Cinco establecimientos que demuestran que la buena comida tiene espacio entre perritos calientes y hamburguesas rápidas a pie de calle.
Estela

El chef Ignacio Mattos y el restaurador y sumiller Thomas Carter forman el tándem que lleva adelante el restaurante Estela. En las mesas de este espacio gastronómico se propone una cocina de clara inspiración mediterránea, elaborada con ingredientes sencillos y fuertemente influenciada por el contrastado cosmopolitismo de la urbe. Una combinación que ha erigido a este pequeño establecimiento a listas como The World’s 50 Best Restaurant, ocupando en 2017 el puesto 66.
Eleven Madison Park

La cocina estadounidense hace equilibrios entre el clasicismo y la vanguardia en el restaurante Eleven Madison Park, el restorán puesto en pie por Daniel Humm y Will Guidara. Prestando una grandísima atención a la materia prima, la base de todo, Humm proyecta platos creativos, ambivalentes, que sin estridencias viajan de lo contemporáneo a lo tradicional haciendo uso de lo más próximo. Esta fijación por lo local logra una cocina de mercado con su sello inequívoco. Este 2017 el espacio es el mejor restaurante del mundo según The World’s 50 Best Restaurant.
Bâtard

El chef Markus Glocker, el maître John Winterman y el restaurador Drew Nieporent son el trío de ases responsables de Bâtard, un restaurante de cocina europea. Desde su discreto comedor en el número 239 de la neoyorquina West Broadway Street, se lleva a cabo una propuesta gastronómica de altura, gran calidad y precios contenidos para una ciudad como Nueva York. En ella la técnica impera, la precisión es milimétrica y el ingrediente principal se lleva todo el protagonismo, siendo reconocible, palpable y evidente. Nada de juegos, artificios, ni trampantojos. Lo que ves es lo que es, aunque alguna sorpresa haya preparada.
Freemans

El Lower East Side tiene un secreto en forma de restaurante en el que comer, cenar, almorzar, desayunar, brunchear o tomar una copa, el Freemans. Fundado hace más de una década por Taavo Somer y William Tigertt al final de un callejón, muy cerca de la concurrida Bowery Street, practica una cocina colonial americana. En ella encontramos sopas, selecciones de quesos, de panes artesanos, carnes de caza estofadas y un largo etcétera en el que no faltan, incluso, pescados asados como la trucha. Su oferta de coctelería, por importante y bien cuidada, debe ser más que resaltada. Las sobremesas aquí son necesarias.
Per Se

Thomas Keller comanda el que es uno de los restaurantes de referencia en Nueva York, uno que no podría faltar en las visitas más gastrónomas, Per Se. Es una particular traslación del restorán que posee en California, The French Laundry, en el que la propuesta gastronómica se alimenta de recetas americanas contemporáneas. Ellas son las protagonistas ejecutadas con el toque del renombrado cocinero y la ligera influencia francesa que les imprime. Platos como el sabayón de perlas de tapioca con ostras pochadas y caviar, llamado «Ostras y perlas», son una buena muestra de lo ofrecido en este galardonado espacio.