Con la miel en los labios

Artículo de Juan Echanove
La miel en los labios con el Atleti, la miel en los labios por lo que está por venir, la miel en los labios tras la fiesta de Cibeles, la miel en los labios en el colegio electoral... con el elixir de la vida de Juan Echanove cayendo sobre una tostada.
Por Juan Echanove
26 de mayo de 2014

Con la miel en los labios...

Así me sentí yo ayer cuando, apenas faltando un minuto para que terminase la competición futbolística más importante del mundo, mi equipo... el Atlético de Madrid... volvió a reeditar los momentos más amargos de su historia perdiendo ante su más directo rival una competición a la que había llegado roto... maltrecho... casi destartalado... pero con unas ganas y un corazón que nunca, nunca, nadie que lleve impresas en el alma esas rayas colchoneras olvidará jamás.

Con la miel en los labios...

Así me he sentido esta mañana cuando al levantarme a eso de las siete he vuelto a comprobar que una vez pasado el "airón" de la derrota, he pensado en todos aquellos días desde que era un niño, en los que he sentido que lo mejor no es lo que ocurre, sino lo que está por ocurrir. Que el football no es más que eso... football, y que tan importante es el que da como el que recibe, y el que pierde como el que gana.

Con la miel en los labios.

Así me siento ahora mismo cuando veo que mi hijo después de pasar la noche en La Cibeles celebrando su triunfo mientras yo, aterrado en casa, contaba los minutos de la madrugada con ese "runrun" de dónde estará..., se encuentra durmiendo la "mona del éxito" entre los ecos persistentes de multitudes enfurecidas mezcladas con arengas líricas de Plácido Domingo y quejíos jondos de José Mercé.

Con la miel en los labios.

Así me he sentido volviendo del colegio electoral, mirando mi reflejo... el reflejo de lo que fui y de lo que soy, en la vidriera de un escaparate, acordándome de todas esas personas que con su vida y su entrega han provocado y siguen, y seguirán provocando por encima de todo en mí esa sonrisa dulce... dulce de miel... que se me queda en la cara después de introducir mi voluntad en una urna de metacrilato.

Con la miel en los labios.

Así me sentiré mañana cuando siga comprobando, tal como ayer que tanto da ganar como perder, y que el vínculo con el "otro" es la esencia de la vida... muchísimo más que el vínculo con el "igual"... Y que el respeto y la perspectiva son tan necesarias para el ecosistema como esas abejas que tan generosamente cuida mi amigo Enrique Canete del Rio en Salamanca, siguiéndolas a lo largo de una sacrificada trashumancia, con el único deseo de mejorar la calidad de vida de todos nosotros. Aportando de una forma natural todos esos elementos que contrarrestan las iras, los desmanes, la obcecación, el mal humor, y todas esas malas sensaciones que albergamos los hombres que sabiéndonos efímeros pretendemos ser eternos y dominantes.

Con la miel en los labios.

Con la miel en los labios descubro que tengo labios.

Labios para hablar.

Labios para besar.

Labios para evocar esos sabores que vienen del cielo transportados por un zumbido. Y que desde las Américas hasta los Montes de Toledo. Desde la Alcarria hasta Salamanca. Desde las manos de mi amigo Enrique hasta los confines de la tierra convierten a una abeja en Paloma de la Paz. Y a la miel en "elixir de vida". En ese sagrado ungüento que cuando se derrama por el borde de una cuchara, lenta y armoniosamente, como no queriendo nunca acostarse en la tostada de la mañana, hace de todos nosotros mejores personas de lo que sin duda somos.

Con el corazón lacado en miel.

Así me siento yo cuando hace sol y me quedo extasiado escuchando ese rumor de libación y compruebo que estoy vivo.