Mikel López Iturriaga 'El Comidista', el triunfo del gastroperiodismo pop

Mikel López Iturriaga alias El Comidista
El creador del célebre blog El Comidista concibe la gastronomía como un espacio popular en el que divertirse, aprender, enseñar y lo más importante, hacer disfrutar.
Por Lidia Caro
11 de enero de 2018

Mikel López Iturriaga (Bilbao, 1967) no necesita presentación. Él es el eje central y fundador de El Comidista, el 'jefecillo' como se autodenomina, de la exitosa web que ha crecido hasta salirse de Internet y convertirse en un programa de TV emitido semanalmente en La Sexta. Pero antes de ser el artífice de uno de los blogs gastronómicos de habla hispánica más leídos, Mikel enfocó su carrera en el periodismo cultural, área que le llevó a trabajar en la Cadena Ser, Telemadrid, Canal + y en El País, donde llevó el apartado musical del suplemento El País de las Tentaciones.

Este bilbaíno de pro crecido en los aledaños de San Mamés comenzó su formación culinaria gozando con los guisos de su madre, Mari Carmen, y de su segunda madre, Juli. Bien alimentado como estaba, se adentró con facilidad en el mundo de la filología hispánica. Su mater ahora sería la Universidad Deusto, desde donde al acabar la carrera, partiría a Madrid a estudiar el Máster de Periodismo del diario El País. Tras la etapa madrileña, llegó en 2004 la mudanza a Barcelona y el primer encuentro con el mundo de la gastronomía: la Escuela de Hostelería Hofmann, centro de referencia fundado en 1983 por Mey Hofmann.

En los primeros días del 2009, Mikel sufrió un viraje laboral que aprovechó para iniciarse en el mundo del periodismo gastronómico, la herramienta fue el blog Ondakin, germen de su particular estilo comunicacional. Cultura pop, diversión y gastronomía desde la sencillez mediterránea y vasca, un estilo que atrajo a El País, que llamó a su puerta para que emigrara al medio del grupo Prisa bajo el nombre de El Comidista. Nacía así una explosiva mezcla de todos los elementos que de una forma u otra giran en torno a la comida: gastronomía, cocina, nutrición, política, solidaridad e incluso música, por remoto que pueda parecer. Hace ya 8 años de la primera publicación de El Comidista, un tiempo en el que el tono jacarandoso y desenfadado de la página se ha trasladado a tres libros -Las recetas de El Comidista, La cocina pop de El Comidista y Las 202 mejores recetas de El Comidista-, una nueva versión extendida con vídeo y todo tipo de colaboradores y el mencionado programa de televisión.

¿Cuáles son los primeros alimentos que te entran ganas de adquirir cuando sales de compras?

La fruta que esté en temporada (especialmente higos, naranjas y nectarinas), garbanzos cocidos y anchoas.

¿Cuál es ese restaurante que repetirías sin parar?

La Bodega Donostiarra y el Frontón de Tolosa. Por pura nostalgia de la comida de mi tierra, y porque son buenos pero lo suficientemente sencillos como para no cansarme. Verás que hoy me has pillado muy vasco y extrañamente pro guipuzcoano, siendo bilbaíno como soy. Deben de ser los genes de mi abuela, que era de Getaria.

¿Y cuál el que no has ido pero te mueres de ganas por ir?

El Invernadero, en Collado Mediano (Madrid). Es el restaurante de Rodrigo de la Calle, un cocinero al que admiro porque ha puesto en el centro de su propuesta mi materia prima favorita: las verduras.

¿En qué placer culpable te gusta incurrir (de vez en cuando) a la hora de comer?

El unte. Es decir, forrarme a panazo mojado en cualquier salsa o en el mejunjillo de aceite y cebolla que deja la ensalada de tomate.

¿Cuál es el mejor mercado para ir de compras gastronómicas?

No sé cuál es el mejor, pero a mí me encanta el del Ninot, que es el que me queda más cerca de casa. No hay tanto turista como en La Boqueria, y puestos como El Pagesot o la bacaladería Perelló son un lujo.

¿Qué capricho foodie te has dado recientemente o te gustaría darte?

Comprarme un montón de botes de escabechados en La Maribel, en Zaragoza. Pollo, conejo, perdiz, codorniz... no sé qué coño hacemos volviéndonos locos con el ceviche e ignorando estas maravillas de la cocina tradicional española.

¿Recuerdas alguna locura que hayas hecho por amor... a la cocina?

Locuras no sé, pero estupideces he hecho unas cuantas. Ejemplo: comprarme trastos de cocina para tareas demasiado específicas, usarlos una vez y dejarlos criando polvo en un armario.

¿Qué ingrediente o materia prima consideras sobrevalorado?

La trufa. Pero es una cuestión personal: no me sulivella lo suficiente como para pagar un dineral por ella por el mero hecho de que sea escasa.

Y en los restaurantes, ¿qué aspecto se sobrevalora?

La complejidad en los platos. Que muchas veces degenera en rebuscamiento, cursilería o exceso de ostentación en ingredientes.

¿Y cuál se infravalora?

En España, yo diría que la tranquilidad. Demasiados bares y restaurantes estruendosos, con la gente hablando a voces o la música añadiendo ruido innecesario.

¿Tu cocinero/a favorito/a?

En este momento, Hilario Arbelaitz, porque acabo de estar en Zuberoa y ay amá qué maravilla. Lo secuestraría en plan Misery y lo pondría a cocinar cada día para mí (sin romperle las piernas, salvo que intentara escapar). Pero puede que mañana sea otro u otra: soy muy voluble en mis mitomanías.

¿Qué crees que debería ponerse de moda en la cocina?

Ignorar las modas.

Si nos invitas a tu casa a cenar, ¿qué nos cocinarías?

Ahora mismo, una buena ensalada de hinojo, naranja y queso de Mahón, unas lentejas con chorizo como las que hacía mi madre y, si os lo merecéis, algún pescadito al horno.